Corresponsabilidad, honestidad e integridad: los elementos para el crecimiento del estudiante
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Corresponsabilidad, honestidad e integridad: los elementos para el crecimiento del estudiante
Con la reciente creación de la Política de honestidad académica se busca certificar la integridad de los Trabajos de Obtención de Grado y así contribuir a la promoción de buenas prácticas para el uso de ideas de otros en el proceso de generación de conocimiento y de producción académica
Christopher Estrada
Coordinación de Investigación y Posgrado (CIP)
Afortunadamente, conozco muy pocos profesores que se dedican a dar clases. En su lugar, tengo el privilegio de compartir la vocación con colegas que hacen de la docencia un acompañamiento. Son profesores que diseñan situaciones, medios y retos de aprendizaje para inspirar a sus estudiantes a superarse a sí mismos. Mantienen una cercanía atenta y respetuosa para que sus asignaturas sean un paso más en un proceso de crecimiento personal. Su trabajo docente deja de ser una tarea de uno a muchos y se convierte en una dinámica de enseñanza-aprendizaje única que ocurre entre dos personas concretas.
Este acompañamiento contribuye a que los estudiantes sean responsables de su trabajo, lo cual es central en el contexto del posgrado: ahí, el proceso formativo concluye con documentos que evidencian una apropiación personal y situada de conocimientos y habilidades concretos. ¿Qué pasa cuando un estudiante manifiesta dificultades o cuando llega a fracasar en alguna etapa de su proceso formativo? Es ahí cuando se necesita la compañía del profesor, porque se ponen a prueba tres principios centrales:
1) Corresponsabilidad. Alrededor de un estudiante se congregan muchos actores en un proceso paulatino y estructurado para afianzar buenas prácticas académicas. Un profesor cercano y corresponsable no simulará la adquisición de estas buenas prácticas. Los libros de texto, guías de trabajo y sobre todo la calificación no sustituirán su rol activo. En su lugar, apoyará a que el estudiante integre por sí mismo los recursos que se le ofrecen; lo animará para que exprese su conocimiento con voz propia y que comparta con los demás lo que le parece relevante para su disciplina o profesión.
2) Honestidad. Un estudiante inmerso en un entorno de corresponsabilidad tendrá mejores herramientas para desarrollar un perfil autoral sólido, basado en un pensamiento propio, creativo y original que respete las aportaciones de los demás. El profesor debe realizar un esfuerzo por presentar retos académicos que invaliden la mera repetición de textos, conceptos o procedimientos, de modo que deban resolverse con un discurso personal. A la vez, el estudiante deberá asumirse como una voz más en un coro de pensamiento que le precede y le da sentido a su trabajo y a su formación.
3) Integridad. Cuando un estudiante se encuentra en un ambiente de corresponsabilidad y honestidad valorará mejor la integridad de su trabajo. Esto significa que los productos de su proceso formativo respetarán en su forma y en su contenido las ideas de otras personas, con base en los procedimientos convencionales propios de cada disciplina o área de conocimiento.
Entonces, ¿qué pasa cuando un estudiante presenta dificultades o incluso fracasa en algún escenario formativo? Si como profesores hemos actuado con responsabilidad y buena fe, comprenderemos que nadie es infalible. Se nos escaparán prácticas inadecuadas más de una vez y habrá que reconocerlo, detectar el rastro de nuestro propio error y corregirlo. Pero cuando la falta sea fruto de la irresponsabilidad, la deshonestidad y la negligencia, quien a la larga experimentará las consecuencias será el estudiante y quienes le animaron a burlar los principios arriba descritos. E incluso ahí tendremos oportunidad de ofrecerle nuestro acompañamiento honesto y ayudarle a reflexionar en torno a los alcances de sus actos.
En días recientes, la Dirección General Académica y la Coordinación de Investigación y Posgrado promulgaron una Política de honestidad académica para el posgrado en el ITESO, la cual busca posicionar estos principios y "contribuir a la promoción de buenas prácticas para el uso de ideas de otros en el proceso de generación de conocimiento y de producción académica". Esperamos que esta normativa abone a la concreción de un acompañamiento docente basado en los principios expuestos en este texto y en el trabajo comprometido de los profesores.
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