Noviciado
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El Noviciado es una experiencia común para todos los que se quieren iniciar en la vida en la Compañía. Su duración es de dos años y la tarea principal es el discernimiento creyente de la propia vocación mediante un conocimiento profundo de sí mismo, de Jesús y de la Compañía.
- Es un tiempo de ruptura con el propio ambiente familiar, de amistades, de costumbres y de todo lo que fue la vida ordinaria anterior.
- Es un tiempo de silencio que rompe con los ruidos de fuera y de dentro.
- Es un tiempo de plenitud por la creciente toma de conciencia de un proyecto posible en el encuentro cada vez más profundo con Dios, consigo mismo y con los demás.
- Tiempo de estudio y profundización teórica y práctica sobre la Compañía: su historia, su espiritualidad, sus documentos, su actualidad y sus personas; así como las nociones básicas sobre la vida religiosa.
Durante el noviciado son muy importantes las Experiencias (o Pruebas, como las llamaba san Ignacio), que permiten al novicio medirse ante los retos de integrar en su persona las exigencias de la vida interior, el trabajo pastoral, el estudio y los requerimientos de una vida comunitaria fraterna.
Primera Etapa: Estudio de Filosofía y Ciencias Sociales
La tarea principal de esta etapa es el crecimiento del jesuita y su incorporación al cuerpo apostólico, pues ya hizo votos. Su primera misión es su propia formación académica, espiritual, comunitaria y apostólica.
La duración normal de esta etapa es de cuatro años. Para los hermanos esta etapa puede abreviarse y complementarse con estudios particulares dependiendo del ministerio que desarrollarán en la Compañía.
Experiencia Apostólica o Magisterio
La tarea de esta etapa es fortalecer la identidad del jesuita (escolar o hermano) en una comunidad apostólica cuyos retos lo llevarán a poner en práctica el fruto de las etapas anteriores y al desarrollo de destrezas y habilidades pastorales al hacerse responsable de un trabajo y un proyecto que lo saque de sí mismo y lo lance al servicio. La duración de esta etapa es de dos a tres años.
Segunda Etapa: Estudios de Teología
La tarea de esta etapa es el desarrollo de la capacidad de "dar razón de nuestra esperanza" (1 Pe 3, 15) desde la fe de la Iglesia y conforme al ministerio de la Compañía de Jesús. La Teología no es una etapa de prueba sino de integración, desde la fe, de las experiencias y cuestionamientos enfrentados en las etapas anteriores; proporcionará al jesuita un lenguaje apropiado para esa reflexión abarcadora y para su transmisión.
Tanto futuros sacerdotes como hermanos harán esta etapa; para los que serán sacerdotes tomará cuatro años para la ordenación sacerdotal. Para los Hermanos el tiempo de esta etapa será de dos a tres años.
Tercera etapa: Probación
Esta etapa consiste en un proceso de integración personal que recupera todo el camino recorrido, vuelve a las fuentes de inicio y recoge los frutos y confirmaciones recibidos. Esto genera un nuevo impulso y dinamismo que consolida su incorporación a la Compañía de Jesús y la certeza de entregarse por completo al servicio apostólico en ella. Esta etapa dura de seis meses a un año.
Después de la Tercera Probación se realizan los últimos votos, que significan la aceptación definitiva del jesuita en la Compañía de Jesús.
Formación Permanente
Esta etapa dura todo el resto de la vida del jesuita. El ritmo acelerado de cambios y transformaciones que experimenta el mundo de hoy exige una actitud de renovación constante. Por ello el jesuita tiene el gusto, la curiosidad intelectual y la disposición a adquirir actitudes y habilidades que le permitan la capacitación y adaptación constante a los continuos cambios, y a crecer junto con ellos.
Fuente: http://vocacionesjesuitas.org/