La inspiración cristiana es el viento que orienta al ITESO
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La inspiración cristiana es el viento que orienta al ITESO
En su tercera sesión, el ciclo Diálogos en Comunidad, organizado para celebrar los 50 años de las OFI, dispuso la conversación para hablar de uno de los tres pilares del documento que sustenta el quehacer de la universidad.
Édgar Velasco
En 1974 fueron publicadas las Orientaciones Fundamentales del ITESO, conocidas por la comunidad universitaria simplemente como las OFI, documento que desde entonces ha guiado el ser y el quehacer de la universidad y que contempla tres orientaciones: una filosofía educativa específica, un compromiso social definido y la inspiración cristiana, de la que se afirma: “En este marco de la inspiración cristiana y de sus implicaciones […] habrá que ubicar nuestros principios básicos de pedagogía universitaria y nuestra concepción de compromiso social de la universidad”. La inspiración cristiana fue la protagonista de la tercera sesión de Diálogos en Comunidad, ciclo de charlas organizado para celebrar los 50 años de la promulgación de las OFI.
La mesa contó con la participación de Pablo Montiel Cisneros, estudiante de Ingeniería en Biotecnología y participante de la Ruta Ignaciana; Pilar Rodríguez Martínez, coordinadora de la Especialidad en Deporte para el Bienestar y Desarrollo; Jorge Martínez Íñiguez, profesor del Centro Universitario Ignaciano (CUI) y coordinador de la Ruta Ignaciana para colaboradores, y Pedro Reyes, SJ, integrante del equipo de jesuitas y académico del Departamento de Filosofía y Humanidades, todos ellos conducidos por Dolores Morales Pruneda, integrante de la Oficina de Sistemas de Información y quien dio la bienvenida a todas las personas reunidas en el Auditorio W recordando que las OFI “son el cimiento de nuestra comunidad universitaria”.

El diálogo comenzó con Pilar Rodríguez, quien empezó reconociéndose “privilegiada porque he podido vivir el ITESO con varias cachuchas”. La primera, dijo, fue como estudiante. En ese entonces, comentó, “no me sentía en una universidad cristiana. Yo venía de una formación donde comenzábamos el día rezando, luego rezábamos el Ángelus a mediodía, había símbolos visibles. Y luego descubrí que el encuentro cristiano en el ITESO era distinto: sutil pero presente, en el encuentro con el otro, con el diferente, con la diversidad”.

Luego habló de sus sus otras cachuchas y los rasgos cristianos que iba identificando: cuando fue psicóloga de los equipos representativos descubrió cómo más allá de ganar competencias se buscaba que las y los deportistas tuvieran un fin y un propósito, un sentido de trascendencia; como directiva comprendió que el liderazgo no se trataba de poder, sino de servicio; como académica, en la búsqueda de que el conocimiento que se genera sea pertinente, útil y transformador. También recordó cuando trabajó fuera del ITESO, en la iniciativa privada, en el gobierno y en el deporte de alto rendimiento. “Cuando te vas y regresas, te das cuenta del ambiente profundamente cristiano de la universidad”.
Pablo Montiel arrancó con una confesión: en toda su estadía en el ITESO, no fue sino hasta el último semestre, a propósito de la celebración, que se enteró de la existencia de las OFI. “Las he vivido, pero no era consciente”, dijo y luego expresó que la inspiración cristiana es más fácil vivirla que contarla con palabras. “Esta OFI es la base y cimiento de la vida en la universidad. En un mundo de visiones polarizadas y dividido, estos principios son una guía para la toma de decisiones”. Luego compartió que cuando conoció el CUI pudo ver “el vínculo del ITESO con la inspiración cristiana y la espiritualidad jesuita”.

En su turno, Jorge Martínez (foto principal) expresó que para él la inspiración cristiana va de tomar “las enseñanzas de Jesús como referente, luz y orientación en lo que hacemos, y sus enseñanzas son la justicia, la solidaridad, el perdón, la paz, la esperanza, la búsqueda de la plenitud y de la dignidad humana”. Así, proveniente de una familia creyente y practicante, supo que en el ITESO encontraría “un espacio posible para hablar de lo que para mí era importante: la paz, el amor, la justicia y donde tuve la fortuna de encontrar personas afines”.
Ya entrados en confianza, Pedro Reyes, SJ, también se sinceró: él tampoco había leído las OFI antes del cincuentenario. Luego dijo que para él las palabras son importantes, por lo que para hablar de la inspiración cristiana fue, primero, a buscar el origen de la palabra inspiración, que se relaciona con el aliento y el viento. A partir de ahí, fue elaborando una disertación sobre cómo “la experiencia de Jesús de Nazareth y de Ignacio de Loyola nos habla de que Dios es como el viento, que se da a toda persona y nos hace vivir”. Luego dijo que, según la condición de esta persona, el viento puede ser una fuerza que sacude, que agita, o una que impulsa y hace avanzar. “Ahí está el discernimiento, por eso es importante descubrir qué forma tienes ante el viento para conocer la forma a la que el viento te quiere llevar”. Para eso, añadió, se necesita un espacio de quietud para que el viento circule, y es ahí, en ese espacio, donde se manifiesta lo cristiano, que desarrolló a partir de las enseñanzas de una maestra de teología —la única mujer—, quien hablaba de que lo cristiano se vive en cuatro verbos: perdonar, incluir, compartir y sanar.

Con los hechos de Teuchitlán flotando en el aire —en el municipio donde las familias buscadoras realizaron el hallazgo de un campo de exterminio—, buena parte de las interacciones con el público tuvieron que ver con la manera en que se puede hablar del perdón, de sanar, de compartir con personas que han cometido esos crímenes. “No tengo respuestas, sólo algunas pistas”, dijo Reyes y agregó que lo primero es “darnos el derecho de darnos tiempo para procesar lo que está pasando”, y después entender que esas personas han tomado decisiones que no se pueden entender, pero cuya raíz se puede rastrear y es posible identificar en el día a día de cualquier persona. “No conozco el camino de esas decisiones, pero sí sé cómo nacen, las reconozco cuando soy prepotente, cuando anulo otras voces”.
Otra parte de las participaciones se centró en reflexionar sobre la manera de compartir con la comunidad universitaria, sobre todo los estudiantes, la inspiración cristiana y hubo coincidencia en que es tiempo de realizar acciones más concretas y explícitas, no sólo vivirlas con el ejemplo, toda vez de que los valores cristianos tienen puntos de encuentro con otras creencias como la invitación al amor, al respeto, a la justicia y a la búsqueda de la dignidad.