Introducción.
Detalle BN6
- Inicio
- Introducción.

Introducción.
Caminar la ciudad es un recorrido visual por las calles del Área Metropolitana de Guadalajara, donde la ciudad se convierte en testigo y portavoz de quienes buscan ser escuchados, visibilizados o al menos no ser olvidados. Esta exposición reúne una serie de fotografías: fragmentos de realidad capturados en momentos que, aunque fugaces, dicen mucho. Son huellas gráficas, mensajes callejeros, gestos muchos de ellos anónimos que emergen en muros, puertas y rincones. Habitar la realidad es más que transitarla: es observarla, cuestionarla, sentirla. Esta muestra invita a mirar con detenimiento, a leer entre las grietas, a escuchar el grito mudo de las paredes. Porque cuando una pared grita, no lo hace sola: lo hace en nombre de muchos, lo hace para quien se atreve a mirar; porque lo que está en juego en la comunicación no es la transmisión de información, sino la producción de sentido (Martín Barbero, 2003). Y estas paredes están llenas de sentido, aunque a veces no sepamos de inmediato cómo nombrarlo. En esta edición —La realidad se habita y la pared grita— volvemos a recorrer partes del centro de la ciudad, una zona donde muchas calles y colonias parecen cada vez más olvidadas e inseguras. La esencia de Guadalajara, sus raíces sociales y folclóricas, nació en estos antiguos barrios. Sin embargo, la gente que los habita hoy transmite una sensación de abandono, de indiferencia por parte de quienes gobiernan y planean la ciudad. Con la urbanización creciente de las últimas décadas, el foco se ha desplazado, y estas zonas parecen desvanecerse en los márgenes. Las manifestaciones y expresiones artísticas en sus paredes tal vez reflejan esa impotencia, ese conflicto, ese olvido. Como afirma Giménez (2005), los muros se vuelven escenario de la lucha por el reconocimiento simbólico. En sus grietas se inscriben los signos de una resistencia que busca visibilidad, legitimidad y justicia. La resiliencia del discurso gráfico —pegado en concreto y ladrillo— es probablemente el eco de quienes nos dicen: “aquí estoy” , “aquí sigo” , “también merezco ser escuchado” . Porque, como señala Hall (1996), la cultura no es un reflejo, sino un terreno de disputa, una práctica donde se negocian significados y se articulan identidades. Las expresiones de la calle son historias que merecen ser conservadas, restauradas, recordadas. Nos hablan, no sabemos quiénes son, pero sabemos qué nos dicen: que hay rabia, que hay impotencia, que hay arte, que hay que gritar. Entre grietas, basura y carteles rasgados, la ciudad se convierte en un gran collage de emociones públicas. No hay curaduría, no hay permisos. Solo hay mensajes que se filtran por las rendijas de la rutina, entre lo oficial y lo improvisado. Los medios simbólicos pueden actuar como recursos de poder, tanto para ejercer control como para desafiarlo (Thompson,1993). Y detrás de cada trazo, de cada papel pegado o palabra pintada, hay alguien que resiste con arte y urgencia; alguien que quiere que su voz sea escuchada. La exposición La ciudad se habita la pared grita, recopila los hallazgos que estudiantes de la clase Desarrollo Comunitario y Educación obtuvieron al caminar por algunas calles de la zona centro de la ciudad de Guadalajara. La observación tuvo como referencia el vínculo comunidad – cultura – educación.