Proyecto de vivienda digna en el que participa el ITESO es reconocido
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Proyecto de vivienda digna en el que participa el ITESO es reconocido
La Coalición Internacional del Hábitat y la UNAM otorgaron a una mención a la iniciativa para reconstruir inmuebles dañados por los sismos de septiembre de 2017 en Oaxaca, en la que también colaboran la Ibero, la Fundación Loyola, Casa y Ciudad, la Pastoral Social de Tehuantepec y Cáritas Mexicana.
Con información de Pedro Rendón / Universidad Iberoamericana Ciudad de México
El Programa de Vivienda y Vida Digna en San Mateo del Mar, en el que participan obras de la Compañía de Jesús y otras organizaciones, recibió una mención en el Reconocimiento Latinoamericano para Investigaciones y Casos de Reconstrucción Social del Hábitat post Desastres 2018, premio que entregan la Coalición Internacional del Hábitat y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En el programa participan la asociación civil Casa y Ciudad y obras jesuitas como el ITESO, la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (Ibero) y la Fundación Loyola, que cuentan con la colaboración de Cáritas Mexicana y de la Pastoral Social de Tehuantepec.
A nombre de todos los participantes, la mención fue recibida por Casa y Ciudad, que presentó la investigación "¿Vivienda? O totalidad espacial para habitar", la cual reconoce los soportes naturales, culturales y técnicos para el hábitat de la comunidad indígena ikoot, que vive en San Mateo del Mar, Oaxaca.
La investigación, junto con el aporte de los beneficiarios, es la base para el diseño y definición de la solución habitacional que se dará a los afectados por los sismos del 7, 19 y 23 de septiembre de 2017.
En la ejecución y construcción de los espacios habitables se conjuntaron los esfuerzos de la Fundación Loyola, como líder del programa; del ITESO, con el estudio de mecánica de suelos; de Casa y Ciudad, con el diseño y cálculo estructural, así como la procuración de fondos para mejorar la calidad de vida de las familias apoyadas.
Reconstrucción del tejido social
San Mateo del Mar, Oaxaca, fue una de las poblaciones que padeció más daños en su conjunto durante los sismos. Las afectaciones no se limitaron a las viviendas, pues también las hubo al medio ambiente, a los sistemas de comunicaciones y a los edificios de equipamiento urbano.
José María Wilford Nava Townsend, académico del Departamento de Arquitectura, Urbanismo e Ingeniería Civil de la Ibero, explicó que junto con las viviendas afectadas de más de mil familias se fracturaron algunos puentes viales que conectan a distintos puntos del poblado; hubo daños en escuelas, en el mercado municipal y en la iglesia del siglo XVII que hay en la comunidad, y por un proceso de licuefacción las tumbas del cementerio se hundieron, como si estuvieran sobre arenas movedizas.
De todo esto se percataron, casi inmediatamente después de los sismos, los miembros de las instituciones participantes en el programa, quienes decidieron no sólo reparar las casas, sino también hacer una reconstrucción integral desde el tejido social, afectado por los temblores y por rezagos de las condiciones sociales de marginación existentes en esta comunidad ikoot, de origen pesquero y que históricamente ha luchado por la defensa de su territorio.
La reconstrucción se lleva a cabo en distintas etapas: desde la vivienda, como la célula fundamental de la familia nuclear, hasta la estructura social de la comunidad, que incluye intervenir el espacio público.
Nava dijo que las viviendas que se están atendiendo (algunas ya se reconstruyeron y otras están en proceso) por parte del ITESO y de Casa y Ciudad son de las familias que no recibieron el apoyo gubernamental, porque no estaban registradas como dañadas.
Para atender los edificios de equipamiento y espacio público, la Ibero ya entregó a la comunidad estrategias y desarrolla los proyectos ejecutivos de una capilla temporal —porque la rehabilitación de la iglesia del siglo XVII corresponde al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)— y de un centro deportivo y cultural, porque el que existía quedó inhabilitado al ser usado para depositar los escombros ocasionados por los sismos.
La capilla, que en lo inmediato servirá para oficiar los ritos religiosos, se convertirá en un salón de usos múltiples cuando vuelva a abrirse la iglesia, mientras que el deportivo volverá a desempeñar su papel de fomentar una vida sana en los jóvenes. Ambos inmuebles serán edificados por Carso Infraestructura y Construcción.
El Programa de Vivienda y Vida Digna en San Mateo del Mar es interdisciplinar, pues junto con los arquitectos e ingenieros civiles también colaboran sociólogos y economistas, jesuitas, integrantes de la Fundación Loyola y dos egresados del Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), también obra jesuita, originarios de San Mateo del Mar.
Cáritas y la Pastoral de Tehuantepec se hacen cargo del apoyo logístico, que consiste en direccionar los recursos económicos (recibidos por medio de la Fundación Loyola) a la compra y suministro de materiales, y de vincular al programa con las autoridades de San Mateo del Mar, responsabilidad que recae en los integrantes de la pastoral.
Las autoridades estatales se han comprometido a ayudar en la gestión de permisos, por ejemplo la expedición de licencias de construcción para legalizar los procesos de obra.
Metodología y mención
Por la magnitud e impacto social que tiene y seguirá teniendo el Programa de Vivienda y Vida Digna en San Mateo del Mar, la Fundación Loyola consideró pertinente elaborar una metodología protocolaria para replicar esta intervención en otros sitios que han sido o que lleguen a ser afectados por eventos naturales.
Nava Townsend dijo que la calidad y utilidad del proceso metodológico ya fueron distinguidas al obtener mención en el Reconocimiento Latinoamericano para Investigaciones y Casos de Reconstrucción Social del Hábitat post Desastres 2018.
El Programa, que se abocó a la atención de los espacios físicos individuales y colectivos desde 30 días después de los sismos, "va mucho más allá de la acción inmediata, al pretender una reintegración y reconstrucción de la parte más importante, la humana".
La distinción que hicieron la Coalición Internacional del Hábitat y la UNAM reconoce al programa como "un trabajo a corto, mediano y largo plazo que busca una mayor trascendencia, un mayor impacto en lo positivo".
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