Ruido interior: el impacto emocional de la contaminación auditiva
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Ruido interior: el impacto emocional de la contaminación auditiva
Vivimos en un mundo cada vez más ruidoso. El tráfico, la música en un alto volumen, la maquinaria industrial y hasta el bullicio constante en las ciudades conforman una realidad sonora que rara vez se detiene. Sin embargo, no nos ponemos a pensar que el ruido constante no solo nos afecta a nuestros oídos, sino que también impacta profundamente a nuestras emociones, nuestra salud mental y nuestra calidad de vida.
En este blog se busca generar conciencia sobre cómo la contaminación auditiva influye en nuestro bienestar emocional y por qué es urgente comenzar a escuchar de manera más consciente para prevenir la contaminación auditiva y sus efectos en el ser humano.
Cuando el ruido se vuelve estrés.
La contaminación auditiva se refiere a la exposición constante a sonidos que superan los niveles considerados seguros por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es decir, más de 65 decibelios (dB). Aunque suele pasar desapercibida, es una de las formas de contaminación más comunes y menos visibilizadas en nuestra sociedad. El ruido excesivo altera el equilibrio natural de nuestro entorno y del cuerpo afectando negativamente los estados de ánimos y el bienestar emocional: interrumpe el descanso generando en ciertos casos trastornos del sueño e insomnio.
El sistema nervioso reacciona ante los sonidos fuertes como si fueran una amenaza. Libera adrenalina y eleva los niveles de cortisol, hormonas relacionadas con el estrés, generando un estado de constante tensión. Esto también provoca estados de irritabilidad, molestia, agotamiento y en casos prolongados hasta desarrollar síntomas depresivos. La contaminación auditiva no solo nos cansa físicamente, sino que nos agota emocionalmente: el cerebro nunca descansa del todo, y eso provoca una sensación de alerta constante.
Efectos psicológicos y sociales
El impacto emocional del ruido va más allá de lo individual. Las comunidades expuestas a altos niveles de contaminación sonora suelen experimentar mayor nivel de tensión social, disminución de la empatía y reducción del bienestar colectivo. En entornos laborales o escolares, el ruido continuo puede afectar la productividad, aumentar los errores y dificultar la comunicación efectiva. También limita la capacidad de prestar atención, dificultando que la atención sea dividida y no enfocada. Como menciona Alfón-Jarín (2024), los niños pueden verse afectados en su neurodesarrollo por la exposición al ruido excesivo, por ejemplo, el trastorno de déficit de atención (TDAH), que causan hiperactividad y problemas en el fallo de atención por la exposición al ruido de las escuelas, del hogar y hasta del tráfico.
De igual manera, el ruido sostenido limita la capacidad de poder escuchar activamente al otro, lo que genera una desconexión emocional tanto con nosotros mismos como con quienes nos rodean, ya que ni si quieran podemos prestar atención y captar lo que pensamos cotidianamente. Estamos rodeados de estímulos auditivos que limitan la introspección y generan una interacción superficial con los demás, porque cómo se espera que podamos estar disponibles para el otro si ni siquiera podemos escuchar que es lo que sucede en nuestra propia cabeza.
El valor del silencio
El silencio es una necesidad humana. Diversos estudios demuestran que los espacios silenciosos ayudan a reducir la frecuencia cardíaca, mejorar la atención y promueve la creatividad. Practicar momentos de silencio (ya sea caminando sin audífonos, meditando o simplemente desconectándose del ruido digita), permite reconectar con nuestras emociones y restaurar la calma interna, volviéndonos personas más libres y auténticas, permitiéndonos poder escucharnos a nosotros mismos para poder presentarnos hacia los demás de una manera accesible y abierta.
Para poder combatir la contaminación auditiva implica tanto acciones personales como compromisos colectivos:
• Bajar el volumen en casa y en los espacios públicos.
• Implementar tecnologías silenciosas en maquinarias.
• Crear espacios de silencio en las instituciones para brindar un momento de calma.
• Reducir el uso del claxon en el tráfico.
• Tener en cuenta a los demás al momento de generar ruidos fuertes (ya sea en fiestas, con bocinas, el altavoz del celular, etc.).
• Promover el uso de zonas verdes y silenciosas en las ciudades.
• Sensibilizar a la comunidad sobre los efectos del ruido en la salud emocional.
• Incluir la educación auditiva en programas escolares y laborales.
Escuchar conscientemente también es una forma de empatía: reconocer el valor del silencio nos hace más sensibles a los sonidos que realmente importan y nos ayuda a conectar con nosotros mismos y con los demás. La contaminación auditiva no solo daña los oídos; afecta directamente nuestras emociones, relaciones, salud y bienestar. Aprender a cuidar el entorno sonoro es un acto de autocuidado y de responsabilidad social.
Deberíamos de decir “Así como cuidamos lo que comemos o respiramos, también tenemos que cuidar lo que escuchamos”. Es nuestro trabajo visibilizar estos temas y educar a las demás personas para así poder generar un mayor impacto y reconocimiento de lo que está sucediendo diaria y activamente, el daño que estanos recibiendo sin saberlo y cómo podemos lograr que se generen lugares silenciosos de calma. Quizás el verdadero cambio comience cuando decidamos dejar de oír puro ruido y comencemos a escuchar más vida.
Referencias:
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Agencia Europea de Medio Ambiente. (2020, 27 de marzo). La contaminación acústica es un problema importante, tanto para la salud humana como para el medio ambiente. https://www.eea.europa.eu/es/articles/la-contaminacion-acustica-es-un
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Alfón-Jarín, I. (2024). Exposición doméstica al ruido, problemas emocionales y salud mental. National Center for Biotechnology Information (NCBI). https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC11408905/
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Gravis. (2025, 4 de marzo). El ruido, un enemigo de la salud mental y emocional. https://www.gravis.cat/es/blog/el-ruido-un-enemigo-de-la-salud- mental-y-emocional/
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Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). (2024, 30 de octubre). El impacto de la contaminación acústica en la salud mental. https://iteso.mx/en/web/general/detalle?group_id=7929946&
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KunakAir. (2025, 2 de mayo). Contaminación acústica: qué es, cómo nos afecta y cómo reducirla. https://kunakair.com/es/contaminacion-acustica/
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Sanitas. (2025, 24 de junio). Ruido y salud: efectos del sonido en tu bienestar. https://www.sanitas.es/biblioteca-de-salud/prevencion-salud/meditacion-y-relajacion/ruido-y-salud-efectos-del-sonido-en-tu-bienestar