La normalización del ruido en la vida moderna: ¿hemos dejado de escuchar el silencio?
Detalle BN6
- Inicio
- La normalización del ruido en la vida moderna: ¿hemos dejado de escuchar el silencio?
La normalización del ruido en la vida moderna: ¿hemos dejado de escuchar el silencio?
El ruido como fondo de vida
Mi rutina del día a día a veces es un poco cambiante, pero usualmente hay ciertos pasos dentro de ella que repito sin siquiera pensarlo. Usualmente al despertar, no pasan ni 5 minutos y ya estoy tomando el teléfono para ver tiktoks, el ruido de estos videos a veces es lo primero que oigo en el día; sonidos agudos y fuertes antes de siquiera levantarme de la cama. Luego, mientras me visto y me preparo para la escuela me pongo mis audífonos y escucho música desde ese momento hasta que salgo de la casa, camino a tomar el camión.
Acercándome a Periférico donde se encuentra la parada, decido subirle el volumen a mis audífonos porque los ruidosos motores de los camiones de carga y los claxons de los coches no me dejan escuchar la música claramente. Para este punto, el volumen está bastante alto, probablemente nunca usaría ese volumen si estuviera en un lugar callado, pero en ese momento no parece importar.
A continuación de esto, se avecina un día en la universidad donde estaré escuchando alumnos gritando y profesores hablando, hasta regresar a mi casa y repetir el mismo método que hice en el camino de venida. Mi rutina parece bastante normal, pero si de casualidad te preocupaste por la cantidad de ruido que estaban recibiendo mis oídos, estás en el camino correcto.
Nos hemos acostumbrado a vivir en el ruido, lo hemos normalizado tanto que apenas nos damos cuenta de su presencia, pero esa familiaridad lo único que nos demuestra es que nos hemos ido adaptando a su incremento en lo que hoy conocemos como modernidad. Ahora, lo más anormal que te puede pasar en un día, es que encuentres instantes de silencio en los cuales permanecer, sin buscar llenarlos con algún otro sonido.
Nuestra vida ahora se acompaña de un fondo sonoro permanente que nos da compañía, nos entretiene, o sencillamente nos da el alivio de sentir que “algo está pasando”. Pero esta incapacidad de habitar el silencio, nos está impidiendo estar presentes, costándonos a muchos de nosotros el poder concentrarnos, el poder descansar y quizás, el poder conectar con otras personas.
Vivimos en ruido constante
La contaminación auditiva es uno de los tipos de contaminación más grandes en todas las ciudades, de acuerdo con Alfie y Salinas (2017) cosas como la urbanización, el transporte, la construcción, entre otros, son la principal causa de ruido en las urbes. Dichos autores aseguran que estas actividades rompen el equilibrio natural de las cosas causando estrés y otras afectaciones psicosomáticas, esto entendiendo el ruido como todo aquel sonido indeseable que perjudica y afecta a las personas.
El ruido está en todas partes ya que incluso en los momentos donde deberíamos guardar tranquilidad como caminar, comer o trabajar; solemos colocar una serie o poner música que nos acompañe. Nos hemos vuelto parte del funcionamiento sin descanso de las ciudades, y ahora la ausencia de silencio cobró una connotación que nos dice que si no hay sonido, hay vacío. Aunado a esto, podemos tener la sensación, de que el cuerpo no reciente los sonidos fuertes a los que nos vamos exponiendo, porque contamos con la capacidad de resistencia y adaptación. Sin embargo, el daño causado en nuestro aparato auditivo es acumulativo, Bernabeu (2007) comenta lo siguiente al respecto:
“El proceso normal suele ser de elevaciones temporales del umbral de audición tras exposiciones puntuales. La repetición de estos episodios desemboca en una elevación permanente que, progresivamente, puede ir agravándose (recuerden los efectos acumulativos del ruido). Esta pérdida auditiva afecta especialmente a las frecuencias agudas - en torno a los 4000 Hz -. Su causa radica en la muerte y pérdida progresiva de esas células especiales del oído interno. Y es por ello por lo que los efectos del ruido sobre la audición son acumulativos a lo largo de toda la vida: una vez muertas estas células no se regeneran.”
Es por esto, que aunque pareciera ir aumentando la resistencia de nuestros oídos al ruido, más bien nos encontramos perdiendo células que captan otras frecuencias en específico y como bien señala el autor, dicha pérdida es irreversible por lo que debemos tomar acción cuanto antes se pueda para combatir estas consecuencias.
Consecuencias del ruido constante
Las afectaciones del ruido nos llegan de diferentes formas, tanto físicamente como de forma emocional. A nivel físico, la exposición prolongada al ruido, va desgastando paulatinamente la sensibilidad de nuestro órgano.
Como lo mencioné anteriormente, las células encargadas de esa función no tienen la capacidad de regenerarse por lo que cada vez que hay un exceso, nos quedamos con una huella invisible de daño en nuestro oído. Quizás al inicio no nos demos cuenta ya que el daño se puede presentar como una ligera molestia o un zumbido temporal, pero con el paso del tiempo esto puede transformarse en condiciones médicas como el tinnitus o la hipoacusia.
Con respecto a la parte emocional, el ruido no solo afecta al oído, sino que también impacta significativamente en nuestro sistema nervioso. Cuando la sonoridad de nuestro ambiente es agresiva y no tiene pausas, nuestro sistema se mantiene en alerta, lo cual envía una señal a nuestro cerebro de que necesitamos segregar cortisol. Lamentablemente esta continua sensación de estrés, al acumularse nos puede llevar a sentir fatiga, irritabilidad y dificultad para mantener la concentración.
Por otro lado, imagina lo agotador que es para nuestra cerebro tener que filtrar y mantener fuera sonidos que no necesita. Esto puede explicar cómo muchas veces el cansancio que sentimos al final de nuestra jornada, no es solo por el esfuerzo del trabajo en sí, si no por el ruido que lo acompaña sin descanso.
Por último pero no menos importante, todos estos ruidos creados por el hombre nos desconectan de aquellos que se producen naturalmente en nuestro planeta; los pájaros o el viento moviendo los árboles, aún están ahí; pero esos sonidos se han visto sucumbidos ante el ruido de las grandes ciudades.
Un llamado a redescubrir el silencio
Considero que es fundamental para nuestra generación, dejar de ver el silencio como algo incómodo, y en cambio revalorizar los beneficios que este nos puede dar. De acuerdo con un artículo escrito por Loeb (2025) para el portal de Lone Star Neurology, el silencio es una excelente herramienta para darnos claridad mental y mejorar nuestra salud cognitiva general, dicho autor afirma que diversos estudios han concluido que el silencio es una herramienta de recuperación ya que activa áreas cerebrales asociadas con la sanación y la restauración, regulando de esta forma el estado de ánimo y reduciendo el estrés.
También es importante mencionar, que mientras podamos conseguir más momentos de silencio en nuestro día a día, menor va ser el daño que reciba todo el sistema interno del oído; alargando la vida funcional de este y protegiéndolo ante momentos de exceso sonoro.
Además hay otras pequeñas acciones cotidianas pero conscientes que puedes realizar para disminuir el ruido al que estás expuesto y comenzar a vivir de una forma diferente: disminuye el uso de audífonos o modera su volumen, camina sin música, deja el celular de lado por un tiempo en específico y concéntrate en los sonidos de tu entorno. Además busca estos espacios donde puedes existir en silencio o con el mínimo de ruidos alarmantes, como un parque, una azotea o una habitación cerrada. De esta forma, la escucha se vuelve un acto de cuidado personal, donde estás siendo selectivo y filtrando aquellos sonidos que te hacen daño.
De esta forma, es importante recordar, que en el silencio no hay vacío, sino más bien pausas con significado, que nos ayudan a acomodar nuestra emociones y cuidar de nuestra salud. Viéndolo desde esta perspectiva, quizás el reto no es huir del ruido, sino aprender a darle su lugar al silencio para que vuelva a tener sentido.
Bibliografía
Alfie Cohen, M., & Salinas Castillo, O. (2017). Ruido en la ciudad. Contaminación auditiva y ciudad caminable / Noise in the city. Acoustic pollution and the walkable city. Estudios Demográficos y Urbanos, 32(1), 67-89. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0186- 72102017000100065&script=sci_arttext SciELO México+1
Bernabeu Taboada, D. (2007). Efectos del ruido sobre la salud. Madrid: Plataforma Estatal de Asociaciones Contra el Ruido (PEACRAM). https://www.dormirbien.info/wp-content/uploads/2012/03/Ruido_y_Salud-2007.pdfdormirbien.info+1
Loeb, S. D. O. (2025, 23 de agosto). The brain benefits of silence: What happens when we unplug. Lone Star Neurology. https://lonestarneurology-net.translate.goog/others/the-brain-benefits-of-silence-what-happens-when-we-unplug/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc