Las emociones y la discapacidad auditiva “Sentir sin escuchar: como las emociones se viven desde el silencio”
Detalle BN6
- Inicio
- Las emociones y la discapacidad auditiva “Sentir sin escuchar: como las emociones se viven desde el silencio”
Las emociones y la discapacidad auditiva “Sentir sin escuchar: como las emociones se viven desde el silencio”
Las emociones son una parte esencial y natural de los seres humanos, a través de ellas interpretamos el mundo que nos rodea, conectamos con los demás y expresamos lo que somos. Sin embargo, ¿qué sucede cuando no contamos con el oído como medio primario de comunicación?, la forma en la que comunicamos lo que sentimos cambia drásticamente. No todos tenemos las mismas herramientas para poder expresar lo que sentimos y en el caso de las personas con discapacidad auditiva, esto puede ser un desafío cotidiano. En una sociedad construida sobre el lenguaje oral, quienes viven con sordera o hipoacusia se enfrentan a barreras que van más allá de lo físico: son barreras emocionales, sociales y culturales.
Intentar expresar la tristeza, el enojo, la frustración, puede llegar a ser más complicado cuando el entorno no domina la lengua de señas, incluso con personas oralizadas, puede llegar a ser frustrante para ellos. Esta brecha entre la forma de sentir y la posibilidad de comunicar puede generar aislamiento, malos entendidos o incluso una percepción errónea de las propias emociones. Reconocer estas barreras es el primer paso para construir un espacio más empático e inclusivo.
La discapacidad auditiva no debe verse como una limitación sensorial, sino como una manera distinta de comunicar. Entender cómo se viven las emociones desde esta perspectiva nos invita a abrir espacios donde todos podamos sentirnos comprendidos y acompañados, sin importar la forma en que expresemos lo que llevamos dentro.
Causas de problemas de la salud mental en personas con discapacidad auditiva
De acuerdo con el portal de Cultura sorda la incidencia de trastornos emocionales o de conducta en niños y jóvenes sordos es considerablemente mayor que en la población oyente. Se estima que entre el 40 % y el 50 % de los menores con discapacidad auditiva presentan dificultades emocionales, frente a un 25 % en la población general (Muñoz Bravo, 2006). Estas diferencias no se deben únicamente a la sordera, sino a situaciones a las que se enfrentan a lo largo de su vida: la falta de comunicación efectiva en casa y exclusión social son algunos de los factores que impactan en su bienestar emocional.
Desde que somos niños, vamos construyendo nuestras emociones a través de vínculos e interacciones con los demás. Para un niño con discapacidad auditiva, las barreras comunicativas pueden afectar la relación con sus padres, hermanos o maestros. Si no hay una comunicación clara ni estrategias adecuadas, es posible que el niño se sienta incomprendido, frustrado o confundido respecto a sus propios sentimientos.
La adolescencia y la adultez también presentan retos significativos. Las personas sordas o con hipoacusia suelen enfrentar el peso del aislamiento social, especialmente cuando los espacios públicos y educativos no son inclusivos. La carencia de intérpretes, la falta de sensibilización y la escasa representación de la comunidad sorda en los medios contribuyen a una sensación de invisibilidad. En este contexto, las emociones pueden reprimirse o distorsionarse, generando sentimientos de soledad, ansiedad o baja autoestima (Muñoz Bravo, 2006).
Sin embargo es importante mencionar que las personas con discapacidad auditiva, también tiene formas enriquecedoras de comunicar lo que sienten. La lengua de señas, por ejemplo, no solo sustituye el lenguaje oral, sino que amplía las posibilidades expresivas del cuerpo, el gesto y la mirada. A través de ella, las emociones se transmiten de manera visual con una intensidad que muchas veces trasciende al lenguaje oral.
Es por esta razón que como sociedad, amigos, maestros y docentes, tenemos que tomar un papel clave de acompañamiento en este proceso emocional, desde la empatía y la inclusión. Como señala Cultura Sorda, los psicólogos que trabajan con personas sordas deben formarse en estrategias comunicativas específicas y conocer la cultura sorda para brindar una atención efectiva y respetuosa (Muñoz Bravo, 2006). Solo así es posible construir espacios donde las emociones sean comprendidas y validadas, sin importar la forma en que se expresen..
Las emociones, ya sean comunicadas en lenguaje oral, lengua de señas o de cualquier otra manera, son una manera de unirnos como seres humanos y reconocer que esta diversidad emocional es un paso fundamental para hacer una sociedad que siente, que incluye y empatiza con los demás.
Referencias
Muñoz Bravo, J. (2006). Sordera y salud mental: la psicología frente a la deficiencia auditiva. Cultura Sorda. Recuperado de https://cultura-sorda.org/sordera-y-salud-mental-la-psicologia-frente-a-la-deficiencia-auditiva
Imagen: lookstudio / Freepik