Proyecto que visibiliza la situación de familias jornaleras recibe reconocimiento

Dulce Nataly Figueroa/ Comunicación Cifovis

Gisela Romero y Éric Armas, egresados de la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales, encontraron algo en común que une a las familias jornaleras de San Isidro Mazatepec: sus largas horas de trabajo en el campo son el espacio principal de convivencia. En esta realidad observaron cómo algunos integrantes adoptaron roles que hacen posible la venta de una cosecha que pueda alcanzarles para tener una vida digna. Incluso aunque esto implique el trabajo a manos de una joven madre.

Esta es la historia que buscan visibilizar los egresados, quienes por medio  del Proyecto de Aplicación Profesional "San Pedro Valencia: renovación urbana, saneamiento ambiental y emprendimientos turísticos", estudiaron las dinámicas familiares de las comunidades del territorio para articular en una pieza documental las voces de las mujeres que deben sortear una doble vida: la de ser madres de familia y la de cumplir con las jornadas de trabajo necesarias para cubrir los gastos de sus necesidades básicas.

"Gisela, mi compañera, empezó a hacerle mucha publicidad; me platicaba todo lo que realizaban, que era acompañar a las comunidades y proponer proyectos, pero desde una escucha activa. No era de llegar a imponer proyectos y decirles ‘nosotros creemos que así les vamos a mejorar la vida'", explica Armas sobre cómo llegó al PAP.

Originalmente este proyecto nació con distintas líneas de trabajo interdisciplinarias para diagnosticar el daño a los bienes ambientales, crear espacios adecuados para el aprendizaje de artes u oficios y acompañar emprendimientos económicos y turísticos a lo largo el territorio afectado por el derrame de melaza en la prensa Valencia, ocurrido en 2013. Este territorio comprende las comunidades de San Isidro Mazatepec, San Antonio Mazatepec, Cuxpala, Ahuisculco, La Villita y Tala. 

Aunque la cosecha de berries surge como una alternativa de reactivación económica para sus pobladores, esta actividad desata un fenómeno de migración agrícola, en la que manos de otras regiones como Oaxaca, Hidalgo, Chiapas y Veracruz también participan en cultivos de berries, caña y maíz. Pero esta situación les plantea el dilema de cómo cuidar, al mismo tiempo, su medio ambiente, su territorio y tener ingresos cotidianos.

Recién egresados de la licenciatura, los alumnos explican cómo retomaron lo que en un principio era una línea de trabajo que consistía en entrevistas a los jornaleros, y como la transformaron hacia sus saberes como comunicadores audiovisuales.

"Entré pensando como artista audiovisual, como comunicólogo, me interesó visibilizar con las herramientas que tengo, que es utilizar los recursos técnicos —llámese cámara, sonido— para poner foco sobre algunas problemáticas. Entré pensando en eso y en lo que podía aportar al proyecto, y sí se dio porque empezamos a trabajar con el documental", agrega el egresado. Además detalla cómo siguieron de cerca a una familia nuclear. Un padre y una madre jóvenes, cuyos tres hijos deben estar al cuidado de una familia extendida mientras ellos cumplen con su jornada.

"Se me hizo muy interesante conocer a gente que trabajaba en los campos, justo esta familia, porque empezamos a notar una contradicción muy dramática:¿qué tanto te está quitando el lugar donde trabajas y qué tanto te está dando? Es un alivio económico, pero ¿qué tanto te está quitando? Por ejemplo, en lo ambiental, o en la maternidad y en la paternidad de ambos".

Romero cuenta cómo se adentró en las labores específicas del cultivo. "Nos empezaron a explicar cómo era el mecanismo de la cosecha. La madre de familia que fue la que escogimos era galerista, ella se encargaba empaquetar y llevar al refrigerador toda la cosecha. Cómo cada puesto que tenía cada uno era tan importante y que, gracias a eso, se creaba una unión entre ellos, un compañerismo que a final de cuentas era una comunidad".

El proyecto se encuentra en fase de preproducción, y ambos egresados están en busca de financiamiento para el rodaje.

Por su labor implicada en visibilizar esta problemática, los egresados junto con sus profesores fueron aceptados en la convocatoria de la incubadora de proyectos cinematográficos DocsMx, y también obtuvieron esta semana el reconocimiento del Centro Mexicano para la Filantropía como una de las Mejores Prácticas Universitarias.

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