Raíces que dignifican el quehacer social compartido
Detalle BN6
- Inicio
- Raíces que dignifican el quehacer social compartido
Raíces que dignifican el quehacer social compartido
La formación vinculada es la esencia de los PAP. Los proyectos ponen su ser y saber al servicio de la comunidad a la que pertenecen, con conciencia, ética y creatividad.
Dulce Figueroa Santana
Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social
La formación vinculada se hace presente como brújula y razón de un extenso bosque de saberes conformado por el diálogo, la reciprocidad y el aprendizaje compartido.
Este bosque, que echa raíces y apunta a diferentes horizontes tiene el nombre de Proyectos de Aplicación Profesional, un espacio formativo e innovador donde los docentes, el alumnado y los actores sociales conforman una sola comunidad, por la igualdad de condiciones y el cuidado hacia otras personas y seres vivos.
La formación vinculada es la esencia de los PAP. Con ella se reconoce la dignidad humana que permanece en el otro, y en ese sentido, los proyectos ponen su ser y saber al servicio de la comunidad a la que pertenecen, con conciencia, ética y creatividad.
Esta labor, entre muchas cosas, nutre la sensibilidad de todos los participantes ante las situaciones que viven los grupos sociales estructuralmente vulnerables en la región occidente y el mundo, lo que resulta en un ir y venir de conceptos, teorías y vivencias. Se puede pensar este resultado como si fueran las copas de este complejo ecosistema; relucen, se observan y al mismo tiempo se recuperan para que el alumnado y profesorado puedan replicar las estrategias de aprendizaje y acción más efectivas.
De esta forma, el conocimiento no queda perdido. La comunidad docente encuentra la oportunidad de intercambiar sus saberes y experiencias para seguir cosechando mejores líneas de trabajo en los PAP. La tarea docente se coloca como epicentro de la formación vinculada, el profesor se manifiesta como un tejedor, que se inquieta ante una forma tradicional de educación.
La formación vinculada se nutre de una reflexión persistente, de una autocrítica constante que formula y reformula el para qué y hacia dónde dirigir el quehacer social, fuera y dentro de la comunidad. Esta es una responsabilidad que articula instancias y organismos que se sostienen en la confianza que inspira la universidad, a partir del trabajo que ha realizado a lo largo de su historia.
Las metodologías y procesos interdisciplinarios, es decir, las técnicas y conocimientos de diversas carreras, se funden en un mismo objetivo: buscar una solución en una realidad dinámica, cambiante. Ahí la corresponsabilidad de los actores sociales se vuelve un elemento importante en la fórmula de la formación vinculada.
Los Proyectos de Aplicación Profesional no se imponen como si de un colonialismo intelectual se tratara, no arremeten verdades inamovibles ni favorecen el asistencialismo, sino que comprenden la autonomía con quienes sostienen sus alianzas. Se busca que cada proyecto no desaparezca, que tenga continuidad a mediano y largo plazo, y que pueda ser gestionado por las propias personas u organizaciones involucradas.
El Proyecto de Aplicación Profesional llega a dar fuerza y visibilidad a lo que ya existe. Otras comunidades vuelven la mirada al ITESO en la búsqueda por mejorar sus condiciones de vida, y la universidad acompaña el proceso de diagnosticar de manera colaborativa los problemas implicados en territorios específicos, tanto en ámbitos privados como públicos.
Esa sinergia permite que se abra un espacio curricular para que los alumnos puedan integrarse en experiencias que los impulsen a actuar y a pensar en la relevancia de sus disciplinas más allá de las aulas, en medio del dinamismo de la realidad social. La agilidad para dar respuesta ante ella se materializa, por ejemplo, en el Nodo COVID. Tal coyuntura, la virtualidad y los retos que consigo trajo la contingencia sanitaria, detonó que los modelos de los PAP confirieran respuestas cada vez más potentes, alineadas, entonadas al diálogo. En este caso, centradas en el cuidado de las personas y la estabilidad de la economía social.
La confianza y posicionamiento de los años del ITESO en la sociedad, y a su vez de la garantía de los derechos humanos en todas sus expresiones, se debe a una de sus raíces más importantes, la formación vinculada. Ese bosque cimentado conjuntamente, que refleja cuidado, responsabilidad y compromiso.