Mujeres, agricultura y su visibilización de las experiencias en Jalisco.
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Mujeres, agricultura y su visibilización de las experiencias en Jalisco.
Por: Erika Jiménez Rodríguez
Algunas veces nos acercamos a la agricultura para sorprendernos con los ciclos de las plantas, experimentar un pasatiempo, rehabilitar un espacio, producir alimentos básicos, aprender a sembrar o cosechar una semilla. Otras veces queremos organizarnos para hacer un huerto sin químicos sin esperar que el enfoque integrado de género en el tema nos hará cuestionar hasta cambiar algunos paradigmas en nosotras. Debido a que identificamos en nuestro cuerpo las huellas de la violencia. Este es el punto de partida para convertir todo ese dolor en una alternativa para el cuidado.
Evidentemente la agricultura está asociada al espacio público, a lo comunal está simbólicamente relacionada con lo masculino, con el rol de proveer de alimentos, asignado a los hombres. Lo cual tiene consecuencias sociales de invisibilización de las mujeres en este oficio. Aun cuando se les relacione con la obligación de alimentar más no producir.
Por la subordinación de las mujeres al espacio privado es que se les relega a practicar el cultivo a pequeña escala en macetas, botes; un huertos de traspatio acompañado de pequeñas especies para alimentar a la familia. De allí que salir y gestionar un espacio público para cultivar, para visibilizar el esfuerzo y la capacidad organizativa sea una transgresión a los roles de género.
Por eso hablar entre nosotras de lo que implica producir alimentos y reconocer el trabajo de las otras sana y libera. Incluso disminuye la deuda histórica que tiene la agricultura al estar visibilizada siempre desde y principalmente para los hombres. Cabe mencionar que las mujeres tenemos roles importantes de organización comunitaria, defensa del territorio, consolidación de huertos medicinales o de hortalizas para sanar la comunidad, rescate , conservación y protección de las semillas para fortalecer la lucha cotidiana por la vida, por el Derecho a una libre de violencias, al alimento, al agua, a un medio ambiente sano y a un desarrollo enfocado a las necesidades específicas de cada población.
Lo anterior se está logrado mitigar aun cuando existe el machismo. Ver la agricultura con las gafas violetas nos permitirá reconocer la resiliencia que se crea para sobrevivir a la escasez de bienes naturales como el agua, las semillas, la tierra y el tiempo. Aún cuando esto implique una doble o triple jornada debido a la dificultad de gestionar la corresponsabilidad en el hogar.
Algunos de los hallazgos en el trabajo de las mujeres y la agricultura son:
- Difícilmente cuentamos con un espacio para sembrar que sea propio, cuando es propio es por cuestiones de herencia o porque no había hijos varones que recibieron la propiedad. Sin embargo lo gestionan comunitariamente.
- Se desconfía de las habilidades administrativas de las mujeres para poder organizar la producción y comercialización de alimentos. Sin embargo nos fortalecemos unas a otras sin esperar la aprobación de nadie.
- En proyectos de agricultura mixtos se nos delega o se toman roles de comercialización, difusión y sensibilización de lo que implica el acceso al alimento de calidad para el cuidado de la vida. Por qué solo las mujeres cuidamos según los hombres ellos no tienen ese instinto. Esto es sexismo.
- Se duda bastante de nuestros conocimientos y experiencia en la planeación, producción y tratamiento de enfermedades o manejo integral de plagas. Sin embargo se relaciona con otras compañeras aprenden, aplican y están innovando con los pocos recursos que cuentan.
- Por la brecha tecnológica y de educación existe mayor dificultad de acceder a recursos públicos.
- Si no son acompañadas de un hombre el proceso de producción es percibido por algunos hombres como una actividad recreativa.
Lo anterior ha generado estrategias para estar en red. Hacemos encuentros para hablar de nuestro sentir y pensar. Esta retroalimentación de las experiencias como mujeres es un alivio para el corazón y la mente. No estamos solas.
Fotografías: Erika Jiménez Rodríguez, Ciudad Guzmán y Balcones de Santa Anita, octubre de 2021, Ciclo formativo de Huertos con Enfoque Integrado de Género en la Escuela Benita Galeana A. C.
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