¿Para qué ha servido el Seguro Popular?
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¿Para qué ha servido el Seguro Popular?
El académico Carlos Moreno analiza los resultados de este sistema de acceso a la salud en su más reciente publicación.
Adriana López-Acosta
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), 60 por ciento de la población no tiene acceso a empleo formal. En este grupo se encuentran amas de casa, estudiantes, personas en situación de calle, empleados sin contrato laboral y profesionales independientes.
Antes de que existiera la Comisión Nacional de Protección Social en Salud (CNPSS), conocida como Seguro Popular, en el país no había una cobertura médica gratuita similar a la que otorgan el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
"En este país, la mitad del gasto en salud es privado, y no con ello me refiera al gasto de un seguro médico privado, sino que es dinero que desembolsas en el momento en el que te enfermas. Ese tipo de gastos puede llevarte a la ruina", comenta Carlos Moreno Jaimes, académico del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos (Dsoj) del ITESO.
La creación en 2004 del Seguro Popular y su aplicación en el país es el tema que Moreno y Laura Flamand, investigadora de El Colegio de México, revisan en el libro Seguro Popular y federalismo en México. Un análisis de política pública, editado por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
La publicación será presentada el jueves 15 de octubre, a las 18:00 horas, en la Casa ITESO Clavigero (José Guadalupe Zuno 2083, Colonia Americana).
Los aciertos y los retos del sistema de salud mexicano
El Seguro Popular es el resultado de la reforma a la Ley General de Salud y no es una política pública de salud, señala Moreno, sino de protección financiera contra enfermedades.
Moreno considera que este modelo de distribución económica —en el que se asigna un presupuesto de acuerdo con el número de afiliados por estado— es una innovación, porque usualmente los recursos se otorgan según el número de clínicas, médicos y enfermeras, lo cual favorece sólo a las entidades que cuentan con mayor infraestructura, y no a aquellas que tengan mayor necesidad.
"El Seguro Popular intenta revertir la lógica de financiamiento, y ahora se da en función de la demanda; conforme más afiliados, yo te daré más dinero", explica Moreno.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, en 2014 había en el país más de 57 millones de personas afiliadas al Seguro Popular.
La cobertura efectiva (utilización real de los servicios provistos) va a la alza en estados con menores niveles de desarrollo, y se calcula que ha contribuido a reducir el gasto de las familias, de 51 por ciento en 2000 a 47 por ciento en 2010.
Dos veces más esperanza de vida en Nuevo León
"La desigualdad cruza todo el territorio. Si naces en Nuevo León, por el solo hecho de estar ahí tu esperanza de vida es más del doble en comparación con nacer en Chiapas o Guerrero. La situación socioeconómica de tu entorno afecta tus probabilidades de sobrevivir", añade el académico, quien especifica que son muchos los factores que determinan estas disparidades, pero uno de los principales es la calidad de los servicios sanitarios.
"El argumento (del libro) es: el Seguro Popular sí ha sido un avance, sí ha tenido algunos logros, pero no ha logrado resolver uno de los problemas fundamentales, que es el hecho de tener un derecho universal, la salud, cuya aplicación queda en manos de 32 sistemas estatales diferentes", dice Moreno.
Seguro Popular y federalismo en México. Un análisis de política pública está disponible para su consulta en la Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, SJ del ITESO, o a la venta en Librerías Gandhi.
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