Regresa el Simposio Internacional de Ingeniería Civil
Luego de que su conclusión abrupta en 2020 a causa de la contingencia provocada por la pandemia de Covid-19, la actividad está de regreso para reflexionar sobre los temas concernientes a la construcción y el análisis del territorio. En esta ocasión, el eje rector está dedicado a la sustentabilidad.
Édgar Velasco
Cuando los organizadores del Simposio Internacional de Ingeniería Civil (SIIC) se reunieron en marzo de 2020 para inaugurar la edición de ese año, nunca se imaginaron que tendrían que concluirla de manera abrupta, mucho menos que tardarían tres años en volver a realizarla. El confinamiento ocasionado por la proliferación de casos de la Covid-19 en el país obligó a suspender las actividades y no sería sino hasta este año que la comunidad estudiantil de la Licenciatura en Ingeniería Civil se reunió de nueva cuenta en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, del ITESO para inaugurar la vigésima segunda edición de una actividad que es toda una tradición.
En el arranque de las actividades, Bernardo Aguilera, presidente del comité organizador, recordó que desde su creación hace más de 20 años el objetivo del simposio es "fomentar el intercambio de conocimiento entre estudiantes y profesionistas de la ingeniería civil". Señaló que más que dedicar cada edición a una temática específica lo que se traza es "un eje rector que da pie a cubrir más diversidad de temas y permite invitar a especialistas" en más variedad de ramas de la disciplina.
La encargada de hacer la inauguración oficial del simposio fue Catalina Morfín, titular de la Dirección General Académica del ITESO, quien explicó que en esta edición las reflexiones tienen como eje la sustentabilidad, el uso de los espacios públicos y el modelo Building Information Modeling (BIM), una metodología colaborativa para los proyectos de construcción. El encuentro, que incluye nueve talleres y seis visitas de obra, es una oportunidad para hacer un "análisis de las mejores prácticas sin perder de vista los retos en el ramo de la construcción", añadió.
La académica compartió una reflexión sobre tres aspectos relacionados con la disciplina y el simposio: en primer lugar, se refirió a la sustentabilidad y a la importancia de que las y los profesionales de la ingeniería civil busquen la forma de conseguir los recursos y la energía necesarios con el menor impacto ambiental posible; la segunda idea giró en torno a la formación ignaciana y la necesidad de una "reconciliación con la creación", y, finalmente, habló de la necesidad de crear proyectos colaborativos como propone el modelo BIM.
Con el simposio formalmente inaugurado, la primera conferencia estuvo a cargo de Fernando Bañuelos, ingeniero civil egresado del Instituto Tecnológico de Durango, quien compartió su experiencia de trabajo en Londres, donde desde la consultora Jacobs trabajó para la oficina del Transport for London, instancia gubernamental encargada de los temas de movilidad en la capital inglesa.
El ingeniero compartió con la audiencia algunas de las estrategias del modo de trabajar de aquella ciudad, un estilo que tiene como cimiento la recolección y el análisis de un gran volumen de datos para poder entender los problemas de la urbe y, luego entonces, buscar soluciones.
Para ejemplificar, proyectó algunos casos de intervenciones realizadas en calles londinenses en las que, a partir de un análisis de datos de aspectos como la operación de los semáforos en las intersecciones, del número de accidentes, del aforo peatonal e incluso topográficas, se rediseñaron espacios para crear ciclovías y espacios para los autos y el transporte público. "Allá ninguna obra puede afectar el servicio de transporte público", expresó.
El problema de las ciudades mexicanas, dijo, es que están marcadamente influidas por el diseño estadounidense que privilegia el uso del automóvil particular, lo que deriva en un déficit de alternativas para la movilidad sustentable y la falta de un transporte público de calidad, lo que da pie a "un diseño urbano deficiente y desbalanceado a favor del auto".
Bañuelos fue cuestionado sobre qué proyectos podrían realizarse en López Mateos para resolver la crisis de movilidad de la zona. Aunque dijo que no podía hacer una propuesta concreta, por falta de conocimiento sobre el tema, sí expresó que "se pueden hacer un millón de cosas antes que un segundo piso". Entre ellas, enlistó, "mejorar la sincronización de los semáforos, hacer un estudio de origen-destino para un diseño estratégico de las rutas de transporte público o mejorar el servicio en horas de alta demanda", concluyó.
Las actividades del XXII SIIC continuarán hasta el sábado 18 de marzo.