Sin igualdad de género, la sustentabilidad pierde fuerza
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Sin igualdad de género, la sustentabilidad pierde fuerza
Margarita Velázquez, coordinadora de la red Género, Sociedad y Medio Ambiente del Conacyt, expuso que para empoderar a la mujer es necesario concentrarse en las microeconomías regionales.
Enrique González
La velocidad con que la acción del ser humano afecta al planeta y acelera el cambio climático, pone en primera línea de importancia la igualdad de género al abordar problemas como el desabasto de agua, el consumo energético o la producción sustentable de alimentos, expuso en el ITESO la doctora en Ciencias Sociales Margarita Velázquez.
La coordinadora de la red Género, Sociedad y Medio Ambiente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) llegó al ITESO invitada por el Día de la Comunidad Solidaria y, justo el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), les dijo a los universitarios que corrientes como el ecofeminismo, el trabajo multidisciplinario de académicos y universidades y la eliminación de decenas de prejuicios son indispensables para responder a los retos ambientales.
"Todos tenemos las mismas obligaciones. ¿Cómo creamos capacidades en las personas para salir de las carencias?", afirmó la directora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien lamentó que el gobierno federal esté "desmantelando" los proyectos relacionados con la igualdad de género, la sustentabilidad y el medio ambiente, lo cual contradice el mismo Plan de Desarrollo.
El trabajo de Velázquez, centrado en el medio rural, estudia distintas microeconomías para entender mejor y recabar datos acerca de cómo una comunidad divide las tareas entre hombres y mujeres, cómo están los derechos de propiedad, qué tanto ellas quedan circunscritas al ámbito "reproductivo" (cuidar la casa, a los niños, hacer de comer) y qué tanto ellos al ámbito "productivo" (ir a la fábrica, a la oficina) y cómo esto conviene equilibrarse.
"Vulnerabilidad y riesgo se construyen y se pueden modificar", señaló la doctora, quien pidió más atención y precisión a la hora de victimizar a las mujeres o perpetuar en ellas una visión "esencialista". Es decir, que por el simple hecho de ser mujeres ya tienen una mayor conexión con la naturaleza o el cuidado del medio ambiente, debido a que no es lo mismo el contexto urbano que el rural o el de una comunidad chiapaneca al de una rarámuri.
En lo que sí fue enfática fue en apuntar que a las mujeres mexicanas hay que hacerles llegar información sobre sus derechos, alfabetizarlas, integrarlas a proyectos de microeconomía capaces de empoderarlas, tal como ella lo ha hecho en entidades como Tlaxcala o Morelos.
De acuerdo con cálculos oficiales, de todos los ejidatarios en México, apenas tres por ciento son mujeres.
"Hay que dejar de hablar de grandes proyectos de sustentabilidad y concentrarnos en las microeconomías locales", sugirió Velázquez.
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