La confianza como modelo educativo
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La confianza como modelo educativo
Ana Paula de Obeso Martínez, egresada del ITESO, dirige el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ, una escuela de alto rendimiento para alumnos de escasos recursos ubicada en el centro de Guadalajara.
Karina Osorno
En el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ sus 80 alumnos cuentan con una beca del cien por ciento y su desempeño está catalogado como de "alto rendimiento".
Cuatro días por semana, llegan al antiguo Colegio Unión (Prisciliano Sánchez y Prado, a unos metros del Templo Expiatorio) para una jornada académica de diez horas.
El quinto día van al trabajo y así se forman en el estudio y en el ambiente laboral para que cuando egresen ya tengan esa experiencia acumulada y una clara idea de la carrera que piensan cursar.
No hay tolerancia para llegar tarde, ni para faltar a clases o al trabajo, pero hay condiciones para transformar su realidad, la de su familia y la de su comunidad.
Ana Paula de Obeso, egresada de la Licenciatura en Arquitectura del ITESO en 1997, dirige esta escuela que propone un proyecto de vida a adolescentes provenientes de condiciones sociales y económicas desfavorecidas.
De izquierda a derecha: Gustavo Antonio González Castañeda, SJ, rector del Instituto de Ciencias; José Morales, SJ, rector del ITESO, y Ana Paula de Obeso, directora del Bachillerato Pedro Arrupe, SJ.
En marzo pasado el ITESO, la Fundación Dalton, el Instituto de Ciencias y el Bachillerato Pedro Arrupe, SJ firmaron un convenio de colaboración para que diez de sus egresados obtengan una beca completa y estudien en la universidad.
¿Cómo comenzó este proyecto?
Inició en el ciclo escolar 2012-2013 cuando Guillermo Prieto Salinas SJ, entonces rector del Instituto de Ciencias, atendió la inquietud de un egresado, integrante de la Fundación Dalton, de empezar un proyecto educativo con la Compañía de Jesús.
El padre "Memo" planteó la creación una preparatoria para jóvenes necesitados, pero con habilidades académicas, para que se conviertan en agentes de transformación de su entorno. El programa académico es el que se estudia en el Instituto de Ciencias y los recursos económicos los proporciona Fundación Dalton.
¿Quiénes son sus alumnos?
Tenemos 228 estudiantes. Son salones de máximo 20 alumnos, de tal forma que podemos darles un seguimiento personal. La idea ha sido que todos estudien en la universidad.
Este año saldrá la primera generación y creemos que, de 70, seguramente 60 quieren y pueden seguir estudiando. Todos han aplicado exámenes de admisión a la universidad y aunque algunos tendrán que trabajar para ayudar a sus familias, todos quieren estudiar.
¿Cuál es tu mayor aprendizaje?
Está en el trato diario con los alumnos, ya que hemos creído y confiado en ellos, lo que los ha hecho empoderarse, creer en ellos mismos y superarse.
He buscado trabajar con profesores y alumnos con proyectos diferentes, atreviéndonos a salir de la forma tradicional de educación para que usen su creatividad y trabajen en colaboración con otros. Una persona preparada puede resolver y emprender, aunque no tenga trabajo.
¿Qué significa para ustedes la confianza?
Es el cimiento de todo lo que hacemos desde el primer día de clase. En el bachillerato confiamos en todo sentido: no hay nada con llave, confiamos en que van a estar en su clase cuando tienen que estar, que entregarán la tarea cuando la tienen que entregar y que cuando se les hace un encargo, lo van a cumplir. Esa misma confianza es de ellos a nosotros; saben que si tienen una necesidad pueden venir y decirme, "no tengo para el camión, para los lentes o no tengo para comer".
¿Y cómo responden los alumnos?
Primero se sacan de onda. Por ejemplo, que todos los días dejen sus celulares en una caja y que no se pierda ninguno, es algo que no pueden creer. Sabemos que ponemos en riesgo a algunos alumnos, con este esquema de apertura, pero también es parte de la confianza responder positivamente y que pueden con esa responsabilidad, les procuramos confianza en ellos mismos para que realicen, porque conocemos sus habilidades.
¿Qué elementos te permiten asegurar que ellos pueden salir de un contexto tan adverso?
Los elementos que me dicen que sí, son la respuesta de los mismos muchachos. Cuando llegaron ni siquiera me miraban a los ojos, no se sentían capaces de hacerlo. Ahora te retan, te cuestionan, te discrepan o te encaran. Eso es fascinante para nosotros.
Eran muchachos que no levantaban ni siquiera la cabeza, me decían "¿por qué confías en mí? Ni me conoces". La confianza en ellos les cambia todo, los topas con pared, los confrontas. Es un modelo de gratuidad, que es como la vida, la recibes con alegría, la recibes bien.
¿Se puede valorar algo que es gratis?
Habla con cualquier fundación y te dirán que la gratuidad es justo el modelo para fracasar. Nosotros vamos contracorriente y nos ha costado mucho mantener este modelo, pero los resultados ahí están.
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