Las constituciones permiten la vida en sociedad
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Las constituciones permiten la vida en sociedad
François Boëdec, SJ, habló sobre la Carta Magna del país galo y sobre los problemas sociales que enfrenta actualmente, en el marco del V Encuentro El Humanismo y las Humanidades en la Tradición Educativa de la Compañía de Jesús.
Édgar Velasco
Desde su declaratoria de independencia, Estados Unidos sólo ha tenido una Constitución, la de 1787, que es incluso considerada como la Carta Magna en vigor más antigua del mundo. Otros países han asumido diferentes documentos constitutivos a lo largo de la historia.
François Boëdec, SJ presidente del Centro Sèvres - Facultades Jesuitas de París, ejemplificó que el país galo ha sido incluso calificado como un consumidor de constituciones, y citó a Charles de Gaulle, una de las mentes detrás de la constitución francesa aprobada en 1958, al decir que "una Constitución es buena para un pueblo por un tiempo, no hay que momificarla".
Durante la conferencia "Una constitución política al servicio del contrato social: la situación en Francia", Boëdec repasó las relaciones entre México y Francia, para luego hacer lo propio con la lista de Constituciones que han regido la vida civil en el país galo, hasta llegar a la Constitución de 1958.
La finalidad de un documento de esta naturaleza es "permitir la vida en sociedad", comentó en su participación durante el Quinto Encuentro El Humanismo y las Humanidades en la Tradición Educativa de la Compañía de Jesús.
Si una Constitución no existiera, de acuerdo con el jesuita, "volveríamos al estado natural, es decir, a la ausencia de leyes. Reinaría la guerra en función de los intereses de cada uno", por lo que es importante entender la Constitución como un contrato social en el que "el nosotros va más allá de las individualidades".
Héctor Garza, SJ, académico del Departamento de Filosofía y Humanidades, comentó que "en un mundo cada vez más global, con las sociedades fundiéndose, el concepto de nación está en agonía".
En ese sentido, agregó, es el momento de posibilitar los cambios necesarios para construir un mundo diferente, para lo cual es necesario "recuperar la interioridad, porque es la única manera de recuperarnos a nosotros mismos. Para que podamos llegar a un nosotros debe haber primero un yo".
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