“Debemos pasar de una economía lineal a una circular, donde los recursos se utilizan una y otra vez”
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“Debemos pasar de una economía lineal a una circular, donde los recursos se utilizan una y otra vez”
WALTER R. STAHEL, arquitecto reconocido por sus contribuciones al campo de la economía circular y el diseño para el desmontaje
El modelo actual de producción y consumo está agotando los recursos del planeta, poniendo en riesgo el futuro. Se necesita un cambio radical que transite hacia un modelo responsable de desarrollo caracterizado por una modificación de nuestros hábitos de consumo, la adopción de sistemas energéticos sustentables, la reducción del desperdicio de recursos en todas sus formas y el fomento de prácticas responsables en todas las empresas. Gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanía tenemos un papel crucial en este esfuerzo global para construir un futuro cada vez más sustentable.
Si bien el interés por la economía circular ha crecido en los últimos años, la realidad es que no se registran avances significativos en su implementación. La mayoría de los materiales utilizados para la fabricación de los objetos usados en la vida diaria siguen proviniendo de fuentes vírgenes, y la tasa de recuperación y reintegración de dichos materiales en su fin de vida ha bajado, de acuerdo con el Informe sobre la Brecha de Circularidad 2024. El mismo informe detalla que el uso de materiales provenientes de procesos de reciclaje ha ido descendiendo desde 2018, pasando de 9.1 a 7.2 por ciento en sólo cinco años. Además, la cantidad total de recursos consumidos sigue aumentando drásticamente.
En los últimos seis años, la economía mundial ha utilizado la misma cantidad de materiales que en todo el siglo XX, lo que subraya la necesidad urgente de un cambio hacia un modelo más sustentable. Por esto, resulta imperativo impulsar proyectos que prioricen la reducción de recursos vírgenes y, a su vez, impulsen el uso de materiales recuperados.
Esto no sólo permitirá reducir la explotación de recursos que terminan siendo desperdiciados, sino que también ayudará a evitar el «engaño circular», es decir, la promoción de la circularidad sin acciones reales.
En las instituciones educativas a diario se usan y consumen diversos tipos de materiales y productos para estudiar, investigar y trabajar. Normalmente estos artículos (papelería, electrónicos, tazas de café, etcétera), se convierten en residuos que, a menos que sean reaprovechados de alguna manera, terminarán en un relleno sanitario y/o contaminando el medio ambiente.
En el ITESO se busca avanzar hacia un modelo de operación libre de residuos, para lo que se ha diseñado e implementado una serie de programas. En la actualidad, la Universidad genera alrededor de 530 toneladas de residuos cada año (un peso equivalente al de aproximadamente 190 autos compactos). La mayor parte termina en rellenos sanitarios, lo que significa que son materiales desperdiciados. En los próximos años se continuará trabajando no sólo en la reducción de la cantidad de residuos que se generan diariamente dentro de las instalaciones, sino también para mejorar los procesos de separación y gestión de los residuos en aras de maximizar el aprovechamiento de los materiales.