Reporte de incidencia social
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Reporte de incidencia social
2022 - 2023
Educar y trabajar en solidaridad
La misión del ITESO, como universidad confiada a la Compañía de Jesús, se guía por una convicción profunda: la formación de profesionales no puede desvincularse del sentido de responsabilidad social. Esto es, que los conocimientos y las habilidades que aquí se desarrollan deben orientarse hacia el servicio de la realidad que habitamos, no sólo para comprenderla mejor, sino también para transformarla desde una perspectiva solidaria, justa y comprometida.
En un mundo cada vez más interconectado, las universidades están llamadas a ser faros de justicia y esperanza. Es necesario que formemos profesionales capaces de proponer y ejecutar soluciones creativas, viables y éticas ante los problemas más urgentes que enfrentamos. En este contexto, la educación no debe ser vista únicamente como un fin en sí mismo, sino como un medio para construir una sociedad más equitativa y más humana, en especial para las personas en situación más desfavorecida y vulnerable.
Este Reporte de incidencia social, segunda entrega de la serie ITESO para el bien común. Prácticas para el desarrollo sustentable, está organizado de acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Los ods nos ofrecen una estructura clara y tangible para evaluar el impacto de nuestro trabajo y nos desafían a enfocar nuestros esfuerzos en la erradicación de la pobreza, la reducción de las desigualdades, la promoción de la justicia y la protección de la vida en todas sus formas. Nuestra labor está alineada con estos objetivos porque creemos que sólo a través de la observancia y el respeto a estos principios podemos generar el cambio sistémico que el mundo necesita ahora mismo.
“Quisiera advertir que no suele haber conciencia clara de los problemas que afectan particularmente a los excluidos”, señaló el papa Francisco en su encíclica Laudato Si’. “Ellos son la mayor parte del planeta, miles de millones de personas. Hoy están presentes en los debates políticos y económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se plantean como un apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o de manera periférica [...] De hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último lugar. Ello se debe en parte a que muchos profesionales, formadores de opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de ellos, en áreas urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con sus problemas [...] Esta falta de contacto físico y de encuentro, a veces favorecida por la desintegración de nuestras ciudades, ayuda a cauterizar la conciencia y a ignorar parte de la realidad en análisis sesgados” (ls, 49).
Ante esa advertencia, en el ITESO sabemos que es nuestro deber ir ahí donde viven y trabajan las personas, colaborar con ellas, brindarnos para contribuir a transformar su realidad, pues la justicia social no es un concepto abstracto sino una realidad que debe traducirse en acciones concretas.
Las universidades tienen, por tanto, un papel crucial en la construcción de esa justicia, en la promoción de la paz y en la creación de condiciones para la equidad y el desarrollo integral de las personas y las sociedades. A través del trabajo de nuestros investigadores, académicos y estudian- tes, buscamos aportar soluciones que, además de responder a las necesidades inmediatas, promuevan una visión a largo plazo de un mundo más justo y sostenible.
Este compromiso social no es algo nuevo. Está firmemente arraigado en las razones de ser de nuestra Universidad, como lo demuestran las Orientaciones Fundamentales del ITESO, cuyo aniversario número 50 celebramos en 2024. La tercera de estas Orientaciones nos recuerda: “Creemos que en la promoción del cambio social la universidad tiene un papel importante que realizar. Ahondando en su tarea de investigación científica, de análisis objetivo, de ensayo, de aplicación práctica, debe cooperar activamente en la búsqueda de las nuevas estructuras y en la elaboración de los mecanismos, técnicas y procedimientos por los que se puede llegar a ellas” (ofi, 3.3.6).
En un mundo cada vez más interconectado, las universidades están llamadas a ser faros de justicia y esperanza
Únicamente a través de una educación que forma en la solidaridad y en el respeto por la dignidad humana podremos contribuir al desarrollo pleno de nuestras comunidades.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han hecho posible este trabajo que hoy presentamos en este Reporte de incidencia social. Gracias a nuestras investigadoras e investigadores, docentes, estudiantes y personal administrativo por su labor, que es testimonio vivo de lo que significa hacer nuestra la esperanza, trabajar en colaboración y encarnar el espíritu solidario que caracteriza a las obras educativas de la Compañía de Jesús.
Fraternalmente,
Alexander Zatyrka, SJ