Yo creo mucho en los jóvenes
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"Yo creo mucho en los jóvenes"
Consolidar la excelencia académica y la internacionalización son algunos de los encargos de José Morales Orozco, SJ como rector del ITESO.
Adriana López-Acosta
A José Morales Orozco, SJ le habría gustado servir en la Misión jesuita de la sierra tarahumara; con esa ilusión entró a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1963. Pero su primera encomienda fue desempeñarse como Rector del Instituto Libre de Filosofía y Ciencias en Guadalajara, al mismo tiempo que fungía como Superior del Filosofado de la Compañía de Jesús en México.
También le habría gustado seguir dando clases, como las que impartió en el ITESO en los setenta, labor que le costó dejar cuando en 1989 fue nombrado Provincial de la Compañía de Jesús en México.
Recién terminado su tercer periodo de rectorado en la Universidad Iberoamericana (Uia) Ciudad de México, solicitó su primer año sabático, pero el actual Provincial en México, Francisco Magaña, SJ, le encomendó la misión de ser Rector del ITESO, cargo que asumió el pasado viernes 14 de noviembre como sucesor de Juan Luis Orozco, SJ.
En sus más de 50 años de caminar jesuita, Morales entiende el valor de su disposición a esta nueva misión apostólica.
"No se trata de entrar a la Compañía de Jesús para que tú te realices en ella, sino para realizar la misión que tiene la Compañía, y es una misión corporativa; esto implica que estés dispuesto a ir a cualquier parte del mundo, porque la misión es universal", declara el nuevo titular de la Universidad Jesuita de Guadalajara.
Y su misión, efectivamente, ha sido universal; vivió en Quebec, Canadá, en su último año de formación jesuita; su magisterio fue en Estados Unidos; cursó el Doctorado en Teología en la Universidad Pontificia Comillas, en Madrid, España; fue llamado a Roma, Italia en 1996 para ser consejero del entonces Prepósito general, Peter Hans-Kolvenbach, SJ, y antes de permanecer 11 años en la Ciudad de México estuvo a punto de partir a África. Ahora, el jesuita comienza su periodo como Rector en la ciudad en la que creció.
Considera que todos sus años de formación y apostolado le han dado herramientas para su nuevo cargo; ha aprendido a saber escuchar, a confiar en las personas, a respetar el principio de subsidiariedad, a tratar de sacar lo mejor que tiene cada persona, a saber reírse de sí mismo, y lo que más trabajo cuesta, a tomar decisiones.
"Con esa actitud y con lo que he aprendido pretendo aportar al ITESO, y con confianza en los jóvenes; yo creo mucho en ellos".
Modelo ignaciano en las aulas
Las encomiendas que ha recibido Morales son varias, e incluyen continuar con el plan quinquenal del ITESO, que concluirá en 2016, vincular a la universidad con empresas, promover el emprendimiento en los jóvenes y consolidar la excelencia académica en todas las carreras.
"La excelencia académica es un camino sin fin; logras una meta y hay posteriores y superiores. Implica mejor selección de los profesores, pertinencia en los programas académicos, mayor exigencia, mejores evaluaciones; implica la equidad, eficiencia y eficacia; es un proceso complejo que no tiene límite. Y tenemos que buscar cómo situar al ITESO en las grandes ligas desde el punto de vista internacional".
Este proceso de internacionalización, señala, es un reto imprescindible en el que se deberá vincular al ITESO con instituciones de prestigio, fomentar el intercambio de alumnos y también de profesores, y posiblemente buscando una certificación internacional.
Otro de los encargos, uno en el que el padre Morales pretende trabajar arduamente, es profundizar en la formación del ITESO al estilo ignaciano. Explicitar y vivir este modelo dentro del ambiente universitario es para el nuevo Rector clave en la formación integral de los estudiantes.
"Se piensa que, por insistir en la formación más de tipo humanista e integral de la persona, se descuida la académica, y no. Yo digo que la pertinencia social del ITESO como institución jesuita —o sea, el que responda a las necesidades no solo de crecimiento económico, sino de desarrollo y de justicia— es parte de la calidad de la institución, y es lo que le da un valor agregado", afirma el jesuita.
Hombres y mujeres para los demás
Buena parte del apostolado del padre Morales ha sido en instituciones educativas, tanto de escolares jesuitas como de laicos, con el cargo de Rector o como profesor. Le gusta trabajar con jóvenes; le pesa no poder estar más cerca de ellos por la naturaleza administrativa de los puestos que ha tenido.
Pero ha constatado cómo sus propios aprendizajes dentro de la Compañía de Jesús —discernimiento espiritual, el magis ignaciano y el compromiso con los más necesitados— están trasplantados en el modelo de educación jesuita, y como consecuencia, en sus estudiantes.
Los jesuitas no pueden militar o apoyar a ningún partido político o convertirse en servidores públicos; pero los estudiantes sí.
"Ellos son factores de unidad; los jóvenes pueden hacer la diferencia de manera activa. La dimensión afectiva, ética y espiritual es el valor agregado que da el ITESO a sus alumnos y que no pueden ofrecer otras instituciones, además de la excelencia académica".
En su experiencia, la formación de los jóvenes debe ser a partir de sus inquietudes, sus alegrías, sus tristezas y la cultura en la que se desenvuelven, y así "formarlos en la línea que quiere el ITESO: hombres y mujeres capacitados académicamente, con valores de responsabilidad, compromiso social, respeto a la diferencia, inclusión, solidaridad, participación ciudadana; que busquen trascender al éxito individual y pongan al servicio de los demás lo que han recibido en su paso por el ITESO".
Como Rector de la Uia, presenció un despertar político de algunos estudiantes a partir de la visita del entonces candidato a la Presidencia de México Enrique Peña Nieto, en mayo de 2012, la cual gestó el movimiento Más de 131, que sigue vigente en la Ciudad de México, la Uia Puebla y el ITESO.
Morales estuvo presente en el paro activo que los estudiantes de esta Casa de estudios realizaron el 5 de noviembre. Le parece que este tipo de experiencias de concientización y solidaridad son fundamentales y transformadoras, pero son sólo el primer paso.
"El reto es cómo pasar de esta emoción— este deseo de que las cosas cambien, este rechazo a la violencia, a la injusticia y a la manipulación de los medios— a la propuesta. No se vale protesta sin propuesta, siempre lo he dicho. Y se requiere darle acompañamiento a su causa".
Una de las vías que considera que el ITESO propone para encausar la transformación social son los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) y los voluntariados del Centro Universitario Ignaciano (CUI).
"Ese contacto con situaciones de dolor e injusticia transforman a la gente. Yo pienso que una persona que hace un semestre o tres meses su PAP en una zona indígena o marginada, al darse cuenta de la situación en la que vive, comienza a reflexionar, ‘y por qué se da esto, cuáles son las causas y qué puedo yo hacer'. La solidaridad empieza por esa experiencia, pero que sea una solidaridad ilustrada, como decía el padre Kolvenbach, SJ".
Libres para transformar
Morales es consciente de que no todos los estudiantes del ITESO tienen ese interés por la justicia social o por los valores de inspiración ignaciana, pero es enfático en que se deben de dar los medios para que cada uno elija con libertad cómo aprovecharlos.
Además, confía en que tras años de egresar, esos valores saldrán a flote y se verán reflejados en su vida y su trabajo.
"Una institución como el ITESO es valiosa no sólo porque logre sus objetivos planteados; lo más importante y lo que hace más valioso al ITESO es lo que sus egresados lleguen a hacer el día de mañana. La calidad profesional, humana y ética con la que realicen su servicio profesional y se sitúen en el mundo", declara.
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