Unen esfuerzos para reconstruir el Istmo
Detalle BN6
- Inicio
- Unen esfuerzos para reconstruir el Istmo
Unen esfuerzos para reconstruir el Istmo
El reto de reconstruir el Istmo de Tehuantepec es grande, pero Unired ITESO, en coordinación con la Fundación Loyola, lo asumirá con apoyo de académicos, estudiantes y egresados, que trabajarán con la comunidad más afectada de Oaxaca.
Adriana López-Acosta
La prueba de solidaridad con las personas afectada por los sismos de septiembre en el Istmo de Tehuantepec y el centro del país apenas comienza.
El Gobierno Federal tiene el reporte de 110 mil inmuebles con daños en Oaxaca y Chiapas, entidades con el mayor número de afectaciones.
Desde el 12 de septiembre pasado, la Red Universitaria de Prevención de Desastres (Unired), que cuenta con la colaboración de 65 universidades, entre ellas el ITESO, comenzó una recaudación de fondos para esta zona.
¿Por qué el ITESO no abrió un centro de acopio, como muchas otras instituciones?
Cristina Barragán, coordinadora del proyecto de Atención a desastres de Unired ITESO, explica que el protocolo de la red indica que, cuando hay un desastre, lo primero que se debe hacer es esperar a la evaluación de daños y hacer contacto con un interlocutor confiable. En este caso, se hizo con el Centro de Derechos Humanos Tepeyac del Istmo de Tehuantepec, que cuenta con trabajo previo con las comunidades.
Otro paso es contactar con asesores (uno de ellos fue la Cruz Roja Internacional) y la consulta del manual Saber donar: recomendaciones prácticas sobre donaciones humanitarias, que cuenta con información y aval de organizaciones como Unicef, Oxfam y la Organización panamericana de la Salud.
"Es tan fuerte el caos que puede ocasionar una ayuda innecesaria, ya que hay una campaña de organismos internacionales para organizarse y que realmente favorezca a las víctimas de desastres, para que ellos encuentren maneras propias de sobreponerse, con resiliencia y para dignificar su condición", explica Barragán, también asesora de comunidad y compromiso solidario del Centro Universitario Ignaciano (CUI) del ITESO.
"Como universidad estamos obligados, como decía el padre Peter Hans Kolvenbach, SJ, a tener una solidaridad inteligente, es decir, analizar, contextualizar, medir fuerzas y decidir", añade.
Barragán cuenta que fue difícil informar a la comunidad universitaria la decisión de Unired ITESO de no tener centro de acopio. Una vez que se explicó cuál es la vocación de lo que hace Unired, se desataron fenómenos interesantes de recaudación. Por ejemplo, el diseño y la venta de una calcomanía de Frida, la perra rescatista, y de camisetas, organización de conciertos y boteo con 100 alcancías distribuidas entre integrantes de la comunidad universitaria.
Al cierre de la campaña, el 2 de noviembre, todas las iniciativas sumaron un millón 902 mil pesos. Es la recaudación más exitosa que Unired ha tenido a escala de organización y diversidad de respuestas creativas.
El ITESO, como parte de Unired, está en coordinación con la Fundación Loyola de la Compañía de Jesús. Se formó un Comité interdisciplinario para la reconstrucción al tiempo en el que se recaudaban los fondos, para decidir cómo destinarlos.
El comité decidió otorgar los recursos al proyecto "Construyamos juntos el Istmo", en coordinación con la Fundación Loyola, con la iniciativa de profesores del Departamento del Hábitat y Desarrollo Urbano (DHDU), así como de alumnos y egresados de sus maestrías, en conexión con el CUI.
Gerardo Cano, profesor del DHDU, fue comisionado como coordinador del proyecto, avalado por el ITESO. La zona en la que se concentrarán los esfuerzos será San Mateo del Mar.
Un poblado entre dos aguas
San Mateo del Mar es un poblado de Oaxaca, a 45 minutos de Salina Cruz, entre la laguna del Istmo de Tehuantepec y el Océano Pacífico. Es un lugar vulnerable geográficamente, debido a que es una barra de arena entre dos aguas. Además, en estas fechas comenzará la temporada de los nortes y vientos sumamente fuertes (parques eólicos) que levantan cualquier construcción temporal.
Sus habitantes son los ikood, una etnia que algunos antropólogos consideran que viene de Perú. Es un pueblo que en su mayoría se dedica a la pesca de camarón, cuyo asentamiento más antiguo es una iglesia de los dominicos del siglo XXVII. La zona se rige por consejos barriales y una asamblea comunitaria.
Tras el sismo, alrededor de mil 800 viviendas se vieron afectadas. San Mateo del Mar cuenta con 14 mil 252 habitantes; esto quiere decir que casi 60 por ciento de la población se quedó sin casa.
Gerardo Cano, profesor del DHDU, ha visitado la zona en tres ocasiones. Cuenta que en la primera visita, el equipo del ITESO realizó un recorrido para ver los daños, junto con maestros y egresados del Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), y fue guiados por líderes de la comunidad, profesoras y representantes comunitarias.
Ellas han llevado a cabo iniciativas como una cocina comunitaria y un albergue. Algunos profesores realizan brigadas de vigilancia, ya que no hay luz eléctrica y los víveres son escasos. La gente prácticamente vive en la calle, cerca de los escombros de sus casas, bajo tiendas improvisadas.
Además, para institucionalizar el proyecto en el ITESO y así ofrecer una iniciativa organizada, el equipo se articuló con Rectoría.
"Es importante que instituciones como la universidad, que son transparentes y no persiguen ningún fin de lucro, político o partidista, apoyen, para dar confianza a los pobladores", explica Cano.
El siguiente paso es elaborar el mapa de actores y un diagnóstico de los daños. En el tercer viaje realizaron pruebas de mecánica de suelos para dar a la población una certeza de por qué colapsaron las edificaciones, para realizar un mapa de riesgo y prevenir futuros desastres.
"Mantener contacto con los líderes es importante para que este trabajo se haga junto con la comunidad, que sean ellos quienes tomen las decisiones con las herramientas técnicas que la universidad les pueda dar", explica el profesor.
Durante noviembre continuarán los sondeos en la zona, así como el mapeo de las familias más afectadas y que no fueron censadas por el gobierno, "es decir, familias a las que no se les otorgará ningún recurso por parte del gobierno para poder edificar de nuevo sus viviendas".
Las réplicas de los sismos continúan, factor que plantea el reto de pensar nuevas formas de construir, además de no imponer un modelo de vivienda, y procurar uno que sea compatible con la cosmovisión indígena.
Otro de los desafíos es trabajar en medio de la presión de los tiempos electorales, en los cuales el gobierno podría realizar una reconstrucción rápida, sin consultar a la ciudadanía, con la intención de conseguir votos.
En 2018 iniciará el proceso de reconstrucción a partir de la organización de los pobladores, con asistencia técnica por parte de voluntarios que se quieran sumar.
"Empieza la etapa que no se va a ver y que es complicada, en la que se debe estar sumamente organizado y capacitado para poder ayudar de una manera responsable", finaliza Cano.
Noticia