Emprendimiento social: crear las mejores empresas para el mundo
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Emprendimiento social: crear las mejores empresas para el mundo
La segunda edición del congreso Ingenia concluyó con una charla a cargo de Alejandro Hernández, quién explicó la importancia de que los ingenieros se involucren en emprendimientos sociales.
Édgar Velasco
En muchas ocasiones, una de las principales invitaciones que se hace a los estudiantes o recién egresados es que busquen colocarse en las mejores empresas del mundo.
Para Alejandro Hernández, encargado de gestión de proyectos de Emprendimiento Social México (Esmex), la búsqueda debería de ser crear las mejores empresas para el mundo, de modo que se pueda incidir en los problemas sociales y cambiar así la vida de las personas.
Esta idea fue uno de los ejes de la conferencia "¿Qué hace un ingeniero en el emprendimiento social?", que tuvo lugar el 23 de febrero y fue la última de la segunda edición del congreso Ingenia, organizado por alumnos de las carreras del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática (DESI).
Hernández explicó que el involucramiento de los ingenieros en temas de emprendimiento social es interesante porque permite "darnos cuenta de cómo pueden resolver un problema social o medioambiental con sus conocimientos, sin importar cuál sea su área de conocimiento".
La conferencia de Hernández Flores tuvo como punto de partida una de las premisas de la película The Wolf of Wall Street: "crea una necesidad a tu cliente y serás exitoso".
Sin embargo, el colaborador de Esmex, iniciativa que realiza proyectos de intervención en asentamientos irregulares, preguntó a los asistentes si de verdad es necesario "crear" necesidades cuando hay personas que, por ejemplo, carecen de servicios básicos.
"Las necesidades ya están, ya existen. Las empresas sociales identifican estas necesidades para resolverlas, no para crear otras", puntualizó.
Según Alejandro Hernández, los ingenieros cuentan con una serie de características que les permiten desarrollarse bien en el ambiente del emprendimiento social. Tienen, dijo, capacidad de inventiva y de análisis, curiosidad y una búsqueda por el aprendizaje constante.
Durante la conferencia ilustró cada uno de estos rasgos distintivos con ejemplos de emprendimientos sociales como Isla Urbana, que diseñó un sistema para la captación de aguas pluviales; Al Grano, emprendimiento chileno para que las personas puedan adquirir granos a precio de mayoreo en las tiendas de barrio; Ilu-México, que dota a las comunidades marginadas de paneles solares y capacita a madres e hijos para su mantenimiento, y las Clínicas del Azúcar, dirigida a brindar atención de bajo costo a pacientes con diabetes.
En la última parte de su conferencia Alejandro Hernández explicó el método de trabajo de Esmex. Señaló que la primera etapa consiste en impartir conferencias en universidades para despertar en los jóvenes el interés por el emprendimiento social.
A los interesados, agregó, se les da una capacitación y después de hacer el trabajo en los asentamientos irregulares, donde se realiza voluntariado, se imparten talleres y se juega con los niños de la comunidad.
"Primero conocemos a las personas para identificar a cuál problemática podemos proponer una solución". Una vez identificada la necesidad, comienza la búsqueda de dicha solución desde equipos multidisciplinarios.
Hizo énfasis en un paso: regresar a la comunidad. "Volvemos para escuchar la opinión de los usuarios", dijo, y añadió que después se procede al diseño de prototipos, buscando siempre que las soluciones sean sostenibles.
En promedio, cada intervención requiere un proceso de trabajo de 15 semanas. En todo momento la premisa es "diseñar con las personas y para las personas", concluyó Alejandro Hernández.
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