Retratos de un rostro de esperanza para Nicaragua
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Retratos de un rostro de esperanza para Nicaragua
Justicia y libertad pide la fotoperiodista Evelyn Flores Mairena, egresada del ITESO, para el pueblo de Nicaragua por medio de la exposición "Patria libre para vivir", que retrata el conflicto social y político que atraviesa ese país.
Montserrat Muñoz
"Estudié con toda la intención de volver a Nicaragua a trabajar. Tenía ese romanticismo de querer hacer algo por mi gente, por mi pueblo", relata Evelyn Flores, fotoperiodista egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación, en 1993.
Tras casi 30 años de vivir en tierras mexicanas, madre de familia y fotoperiodista consumada, Flores tomó la decisión de volver por una temporada a Nicaragua en 2017, sin saber que meses después tanto ella como su cámara serían testigos del conflicto más significativo que ha vivido esta nación en los últimos años.
Pocos meses después de tu regreso a Nicaragua, te encuentras con uno de los momentos más álgidos de la historia moderna de tu país, un conflicto social que hasta ahora tiene un saldo de cerca de 500 muertos, 300 desaparecidos y más de dos mil heridos. ¿Cómo empezaste a involucrarte en la nueva faceta social y política que vivía Nicaragua?
Para mí no fue nada difícil integrarme a Nicaragua otra vez. Pero me encontré con una realidad dura. Los hijos de Sandino (refiriéndose al héroe nicaragüense Augusto Sandino, líder de la resistencia revolucionaria hacia el decenio de 1920) fueron los que hicieron la revolución, pero esta generación de en medio fue la que soportó vivir hasta cierto punto en la apatía.
Yo pensaba: ¿Qué pasa con este pueblo que no se mueve? ¿Qué pasa con esta gente que yo sé que es muy prendida, incluso violenta por la historia que nos ha tocado vivir, por la revolución que pasó, por el conflicto armado durante décadas? ¿Cómo es que mis compañeros, los periodistas, no tenían esa posibilidad de expresión?
Todo esto me hacía mucho ruido y me empecé a involucrar. La primera marcha social que cubrí fue por el día de la mujer, en marzo. Me encontré entonces con un pueblo muy fuerte. Y me fui dando cuenta, cuando estalló el conflicto y hasta el día de hoy, que el mayor aprendizaje de todos estos días y mi trabajo en la calle ha sido descubrir a un pueblo impresionantemente valiente.
En las imágenes que componen la exposición Patria libre para vivir (montada en la Galería Jardín del 21 de septiembre al 5 de octubre) muestras aspectos de la gente que ha tomado las calles pidiendo justicia y democracia en Nicaragua. La mayoría retratan a jóvenes con rostros esperanzados, pero también aguerridos.
Esta es una generación de jóvenes que no sabíamos que existía. No sabíamos que tenían esa fuerza, esa valentía y esa voz. Definitivamente destacan en cualquier manifestación, marcha o protesta. (La exposición) es un homenaje a ellos a través de mi lente.
Me parece sumamente rescatable descubrir que hay una generación dispuesta a un cambio. Yo creo que la generación que me corresponde es, precisamente, la que se quedó quieta. Hoy se habla de los nietos de Sandino. Los chavos que hoy tienen entre 16 y 22, justamente los jóvenes universitarios, fueron los que un día dijeron: "¡Basta!"
Las primeras protestas fueron ellos exclusivamente. Los primeros muertos también. No me termina de sorprender que, con toda esta violencia, la mayoría de los muertos han sido jóvenes, que son el futuro del país. Además, jóvenes preparados o preparándose.
Hay en ellos un rostro de dolor, de denuncia, pero sobretodo de esperanza, porque en cada marcha había ese sentimiento de euforia y de hambre por el cambio. Traté de no desvirtuarla, porque claro que también hay dolor y sufrimiento que te impactan. Pero sobre todo prevalecía la esperanza y la alegría de gente joven, dispuesta a todo.
La gente sigue manifestándose, pero ahora no son solo jóvenes, ahora es todo el país que está en la calle. A pesar de esta violencia, el pueblo sigue activo.
¿Cómo te preparas cuando vas a cubrir este tipo de manifestaciones? ¿Cómo vives esto detrás del lente?
Voy por la pasión y por el sentido de responsabilidad, por el compromiso que siento. Pero creo que no he sido lo suficientemente precavida; simplemente me acercaba y me integraba a la marcha. Los muchachos siempre fueron muy cuidadosos con la prensa, a mí en lo particular me cuidaban.
El conflicto empezó el 18 de abril (de 2018), ya el 19 la situación estaba grave. Yo salí a la calle el 20. En este primer encuentro había antimotines, gas lacrimógeno, disparos, enfrentamientos… era ya un momento crítico, había muertos ya.
Me tocaron momentos de gases (lacrimógenos). Esa vez sentí mucha solidaridad y apoyo de los jóvenes, porque en cuando te veían te surtían de una botella con agua y bicarbonato para que te echaras en los ojos. A pesar de esa protección, sigues estando expuesta porque, a fin de cuentas, estás entre el blanco de los antimotines.
Ese enfrentamiento fue fuerte para mí. Una de las cosas que más me impresionan es que llega un momento que con la adrenalina no sé qué pasa, pero seguís disparando el obturador. Creo que ha sido uno de los momentos más intensos porque hoy veo que los antimotines son capaces de asesinar a cualquiera. Tuve un poco de suerte por ese manejo que todavía tenían, un poco de pudor, cuidado para la prensa. Hoy en día no hay ningún cuidado.
Esa fue la única vez que yo estuve en una zona de enfrentamiento. El resto de las coberturas, como se ve en la exposición, fueron de protesta cívica.
¿Cómo se compone la exposición Patria libre para vivir? ¿Hasta ahora cuantas marchas o eventos has cubierto?
Son varias marchas, que empezaron por ahí del 21 de abril. Hay fotos de muchas marchas, de unas 15 distintas. Todos los días salía a la calle e iba en busca de algún grupo que se estuviera manifestando. A veces se juntaban pocos y no eran precisamente una marcha, pero sí pequeños plantones a los que luego se iba sumando la gente. Eventos como esos debí haber cubierto unos 30 o más.
Como nicaragüense, ¿qué pides para tu patria?
Pido justicia, luego libertad. Creo que esas son las dos grandes demandas de los jóvenes y de Nicaragua entera. Justicia para esa gente asesinada desde el primer día, justicia para todos los heridos y jóvenes mutilados. Y libertad para el pueblo entero, pero hoy más que nunca para los presos políticos que están siendo torturados. Ya no son sólo los muchachos, son sus familiares, es quien levantó una bandera o quien le llevó comida a los jóvenes que estaban atrincherados. Ahora cualquiera puede convertirse en un preso político.
Eso es lo más ruin que este gobierno ha hecho, porque esto ellos ya lo vivieron. Están repitiendo lo que la guardia de Somoza hacía con ellos y eso es inconcebible. La gente está decepcionada, ha sido defraudada.
¿Qué saberes desarrollaste en el ITESO para afrontar este tipo de retos desde tu profesión?
Yo creo que la visión humanista del ITESO me marcó. Más de una marcha me tocó llorar y llorar sin poder enfocar y que de repente alguien se acercara, bajara su pancarta y me pasara un kleenex o me abrazara. Siento que esa parte no se puede desconectar. Ver tanta injusticia te convierte en parte de la marcha. Aunque estés con la cámara y no grites consignas, estás con el corazón a tope. Creo que es ahí donde se refleja la formación.
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