Guía un recorrido por las transformaciones del arte a lo largo de la historia

Paloma Hernández

El azul de Prusia es una tonalidad que se asemeja a lo más profundo del océano y posee una cualidad fría y tranquila. Además fue el color del uniforme militar de los soldados de Prusia, hecho que también lo entrelaza con algo más cruel: la inhumanidad de los campos de concentración nazis.

Cuando Yishai Jusidman, artista mexicano, toma únicamente este color para plasmar el recuerdo físico del holocausto el pigmento pasa a ser una fuerte carga conceptual que trastoca la política y la historia.  

Este es un ejemplo de la transformación de la naturaleza, en este caso del material, que tiene lugar dentro del sistema artístico contemporáneo que "se sostiene en la lógica de producción de significantes", comentó José Luis Barrios Lara, historiador y filósofo de arte, en la charla "Arte, fantasmagoría y museo", con la que se dio la bienvenida a los estudiantes de la Licenciatura en Arte y Creación del ITESO.  

Barrios invitó a preguntarse cómo reinventar lógicas complejas de intercambio, técnicas, materiales, sistemas, figuras e imaginarios. Ahondó en el rol del quehacer artístico en la sociedad, así como en los sentidos de producción, su transformación a lo largo de la historia humana y la metamorfosis de las formas de relación que funcionan en el sistema artístico junto con sus elementos básicos: pintor, obra, receptor y el contexto que influye en la recepción del arte, así como los tipos de museos. 

Si bien el origen del arte y del coleccionismo data de muchos años, la relación entre el arte y la sociedad se comienza a asemejar a la de nuestros días entre los siglos XVI y XVIII, aproximadamente. Al respecto Barrios destacó los "palacios de las musas", que eran lugares privados a los que solo tenían acceso los aristócratas y la monarquía, y que estaban hechos para "contemplar el arte, darles un espacio a las artes".

_{José Luis Barrios Lara, historiador y filósofo de arte.}

La producción de arte representaba un gasto aristocrático porque no se esperaba una ganancia que fuera más allá del estatus que daba tener estos objetos, aunque el artista sí creaba dialogando, incluso criticando, este mundo de excesos y banalidad. 

El siguiente momento histórico que presentó el historiador es aquel en el que, de la mano de la Ilustración y el Imperio Napoleónico, los museos patrimoniales o nacionales se abren a la sociedad, a la que se le buscaba compartir la historia por medio del arte como parte del proyecto político de construcción de nación y de historia universal.

En esta época "el arte se define por el estilo y producción de patrimonio" y el papel que se le da a el arte es el de "reproducción de la memoria histórica, política y social". 

El arte tiene fama de ser contestatario, ya que al surgir un movimiento o corriente nueva trae consigo visiones del quehacer del arte opuestas a las predecesoras. Esta es la razón por la que al llegar al periodo de los museos de arte moderno se deja a un lado la concepción del arte como reproductor de memoria y se le empieza a ver el potencial de su "capacidad de definir condiciones de posibilidad del futuro como progreso y desarrollo", de ser vanguardista. Como acto de "rebeldía" los artistas se alejan de la forma y se ven atraídos por lo abstracto y la expresión, lo que lleva a crear la figura del crítico como mediador ante los receptores.  

Con el arribo de los museos de arte contemporáneo se llegó a un punto en el que el diferencial del sistema de arte "tiene que ver con la capacidad de pensar mundos posibles y pensarlos sensiblemente […] porque hablar de la imaginación es hablar de la potencia pura de la forma, la potencia pura de la experiencia, y ese es el terreno totalmente diferencial del mundo artístico, eso es lo que los artistas si hacen".