El Sistema Nacional de Creadores reconoce a profesora del ITESO por su trayectoria en el teatro

Jimena Aguirre de la Torre

Arriba del escenario Circee Rangel es la protagonista de su propia historia y también de la de alguien más. La niña que escribía y dirigía, la joven que desde los 15 años supo que se enfocaría a las artes escénicas y la persona que se dedica a la dirección, al periodismo y a la docencia se sumergen en relatos para contemplar el presente y hacer teatro.

Rangel fue reconocida en fechas recientes por el área de dramaturgia del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA), cuyo objetivo es fomentar la creación artística mediante el otorgamiento de distinciones y estímulos económicos para que los artistas puedan dedicarse a la producción de sus obras en un periodo de tres años. Con la deliberación de 74 jurados se eligió a 200 creadores, cuyos proyectos sobresalieron por su originalidad, calidad, trayectoria y viabilidad.

Rangel escribía, dirigía y montaba obras desde muy pequeña. Su trayectoria comenzó formalmente a los 15 años de edad, por lo que nunca tuvo una crisis vocacional. Siempre supo que su vida estaría dedicada a las artes escénicas.

Treinta años después, Rangel no se concibe haciendo otra cosa, a pesar de los retos que ha implicado estar en un país en el que las artes suelen ser un accesorio en de los presupuestos federales y estatales; en su caso el esfuerzo y el tiempo invertido han dado frutos.

Lo que el teatro da a las personas

Rangel cree que quienes se dedican al teatro tienen la necesidad de ser protagonistas no solo de su historia, sino también de las historias de los demás. Ser dueña de su cuerpo y de su mente mientras está sobre el escenario, además de causar sensaciones en su público, es para la profesora de la asignatura de "Teatro" del Área Complementaria en Arte y Cultura del ITESO una de las razones por las que dirigió su carrera a este ámbito.

Comparte que su labor como docente en esta casa de estudios los últimos 14 años ha sido una experiencia gozosa, especialmente al ver que sus estudiantes, quienes se encuentran en una etapa en la que se está conformando su forma de ser y estar en el mundo, se hacen conscientes de sí mismos, de su capacidad de aceptar el error como proceso de aprendizaje y de enfrentarse al público.

"Se piensa que no van a poder memorizar un texto o pararse frente a tanta gente, y cuando se dan cuenta de que sí pueden y que es gracias a sí mismos, pero también gracias a sus compañeros, es cuando hay un hallazgo en sus corazones y en el de los demás", dice.

Esta colectividad ha sido muy importante para Rangel, ya que, menciona, el teatro nunca puede hacerlo uno solo. Por eso busca rescatar el momento presente, el acontecimiento que puede ocurrir, con o sin el recinto teatral, con otros artistas con quienes se ha relacionado para fundar las agrupaciones Arritmia y La Valentina Teatro.

Un espejo para ver lo que debemos cambiar como sociedad

La profesora también ha abordado cuestiones sociales y ha trabajado con grupos vulnerables, sobre todo con niños, con los que ha tratado temas relacionados con abuso sexual, género, desapariciones y violencia en México.

Por medio de la metáfora, una de las herramientas del teatro, ha hablado de los aspectos más duros, crueles o difíciles, y lo ha hecho de una manera directa.

"Lo que hace el teatro es buscar otros caminos que vayan directo al corazón de las personas para que nos volvamos a humanizar. Que esas cosas que ya no nos duelen, esa barbarie que hemos normalizado porque la vivimos todos los días, nos vuelvan a doler para volver a ver a los seres humanos".