Investigar para actuar y transformar la realidad
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Investigar para actuar y transformar la realidad
En el Laboratorio de Innovación Universitaria, Raúl Hernández Garciadiego, de Agua para Siempre, compartió su experiencia en innovación social.
Judith Morán
"Encontrar formas de desarrollo sostenible y equitativo, en el marco de una noción más amplia de lo que es la calidad de vida" es una de las reflexiones que se encuentran en la encíclica Laudato si que escribió el Papa Francisco, y es una tarea en la que Raúl Hernández Garciadiego trabaja desde principios de los ochenta en Tehuacán, Puebla, desde la asociación civil Alternativas y Procesos de Participación Social.
Todo inició cuando Hernández Garciadiego, egresado de Filosofía de la Universidad Iberoamericana (Uia) Ciudad de México, buscó una solución para la falta de agua que padecía la población de Tehuacán, una región marginada del país.
Los alcances de esta misión fueron más allá: se regeneraron las cuencas de la región, se rescató el cultivo del amaranto e incidieron en la nutrición de los habitantes, que bajo la marca Quali comercializan hasta seis productos de amaranto que procesan con tecnología propia.
Hernández Garciadiego compartió su experiencia en innovación social con académicos del ITESO en el marco del Primer Laboratorio de Innovación Universitaria, que se realizó en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ el pasado martes 7 de julio.
Señaló que es necesario que, ante cualquier problema, desde la universidad se cuestione todo como una condición para poder innovar.
"Queremos ser transformadores de la realidad pero para eso necesitamos investigar, no lo necesario para publicar en una revista arbitrada que nos dé puntos del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), sino lo necesario para poder empezar a actuar y transformar la realidad", dijo.
El también líder de la iniciativa Agua para Siempre, con la que ganó el concurso Iniciativa México, colocó al ser humano al centro del desarrollo "contradiciendo a algunos biólogos que dicen que es la plaga principal", bromeó, pero fue enfático al señalar que en ese desarrollo la persona debe estar vinculada con su medio ambiente y para ello se debe desarrollar la tecnología adecuada.
Innovación pertinente
En la elaboración de los productos de Quali, la cooperativa bajo la que opera la empresa tenía la necesidad de un tostador de amaranto que se ajustara a sus necesidades y en 2006 el Instituto Politécnico Nacional (IPN) anunció que había desarrollado una tostadora que podía procesar hasta 160 kilos de amaranto diario. Sin embargo, ese diseño había sido desechado por Quali seis años antes.
"El Politécnico no está pegado a la necesidad y nosotros sí, eso marca la diferencia de la innovación pertinente, realmente útil para la sociedad", remarcó Hernández Garciadiego y afirmó que en Tehuacán este es un rubro en el que todos están involucrados ya que cada mes se presentan mejoras a la tecnología que usan.
"Esta capacidad de innovación que se desprende de la cercanía del profesionista con quien está necesitando esta innovación, eso se convierte en un proceso normal".
Hernández Garciadiego comentó que la innovación tecnológica y el servicio social no son entes separados e invitó a enhebrarlos "para enfrentar los peores desafíos de este mundo salvaje neoliberal que estamos padeciendo cada vez más".
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