Conocer los imaginarios, necesario para la planeación urbana
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Conocer los imaginarios, necesario para la planeación urbana
Ana Rosa Olivera, investigadora, abordó cómo los ciudadanos construyen y se apropian de los espacios públicos.
Judith Morán
Cuando una persona decide viajar a París o a Moscú lo hace para comprobar si lo que le han dicho del lugar es verdad; el que un habitante de la ciudad de México se cubra la nariz al pasar por la glorieta de "El Caballito" es porque en su imaginario la zona todavía huele mal; el que los habitantes de una ciudad eviten ciertos lugares corresponde al imaginario que se ha construido en torno a ellos.
Alumnos de la Maestría en Ciudad y Espacio Público Sustentable en el ITESO pudieron acercarse al tema de la construcción subjetiva de las ciudades durante la conferencia "Imaginarios urbanos: una herramienta metodológica para planear la ciudad", que dictó la doctora Ana Rosa Olivera Bonilla el pasado 18 de marzo como parte del curso "Métodos de planeación integral".
La investigadora señaló que la ciudad se vive a partir de los imaginarios o creencias. "Si yo percibo una calle como peligrosa y en realidad no lo es, eso no es lo importante, lo que importa es qué hago yo: ¿dejo de pasar por ella?, ¿corro la voz de que no se pase por ella? Empezamos a construir socialmente ciertos discursos y ciertos imaginarios acerca de los lugares", comentó.
Para ejemplificar que hay imaginarios dominantes, independientemente de que la realidad o las estadísticas digan otra cosa, preguntó a los presentes qué pensaban de Michoacán y de Mérida, capital yucateca. En cuanto al primer estado, se vio que hoy se tiene una percepción de que es un sitio "peligroso", mientras que Mérida es percibida como una ciudad "tranquila".
Los mapas afectivos, explicó, han sido utilizados para planear las ciudades, se trata de una técnica que ha empleado Armando Silva, sociólogo colombiano.
A decir de Olivera Bonilla, para hacer una planeación participativa hay que encontrar los imaginarios que los grupos tienen sobre la ciudad.
"Los que estudiamos la ciudad y los espacios públicos estamos buscando imaginarios. Los imaginarios colectivos se instituyen en una sociedad, también se construyen; los espacios se viven individualmente pero son socialmente construidos", afirmó la profesora del Centro Universitario de la Costa, de la UdeG.
Plazas comerciales: los nuevos espacios públicos
La investigadora describió cómo los centros comerciales se convirtieron en espacios públicos sustitutos porque es ahí donde hoy se realizan actividades.
En 1994 hizo un estudio sobre las plazas comerciales en Guadalajara, y en la Gran Plaza se encontró el caso de un hombre mayor que cambió el pasar sus tardes en un parque de su colonia por el centro comercial porque "ahí tenía iluminación, era seguro, tenía baños públicos, veía muchachas bonitas y podía platicar con más gente".
Un fenómeno similar ocurre en Puerto Vallarta donde las personas van a ver la puesta de sol dentro de un centro comercial porque el aire acondicionado del lugar lo hace más cómodo.
Un año después, Olivera Bonilla identificó que tres grupos de ciudadanos se habían apropiado de ciertos puntos de Plaza Galerías: las mujeres de 35 a 45 años se reunían afuera de la tienda Liverpool, los jóvenes en Zara y los adolescentes se encontraban en el ingreso de Rafael Sanzio, recorrían la plaza y, horas después, se despedían en el mismo punto.
Dos visiones de Puerto Vallarta: la de los locales y la de los turistas
La doctora en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad expuso los resultados de su estudio sobre los imaginarios de Puerto Vallarta, un destino turístico que terminó por describir a partir de tres colores: verde, azul y gris.
Para los locales, Puerto Vallarta es preponderantemente un lugar "verde", por sus montañas, mientras que para los turistas es un lugar "azul", por el mar, y existe una ciudad "gris" que nadie quiere, la que se está transformando, la que se llena de condominios y edificios y sufre altibajos económicos por su dependencia del turismo. "Esta Puerto Vallarta sí duele", dice.
Olivera añadió que los vallartenses no suelen ir al remodelado malecón, debido a que las autoridades no respetaron la consulta pública que se realizó. Y también habló del nuevo y modernizado muelle, ubicado en la Playa de los Muertos.
"Los hijos de los vallartenses normalmente iban a ese muelle a echarse clavados. Era un lugar para pescar, para recrearse, para nadar. Construyen este nuevo muelle que es una vela pero ya no puedes echarte clavados, tiene horarios y no puedes pescar. Esa es la privatización del espacio público y el fenómeno es que ahora en la base del muelle la gente está pescando y se está echando clavados".
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