Ser solidarios desde la alimentación
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Ser solidarios desde la alimentación
Coordinado desde COINCIDE, en colaboración con CIFOVIS y el Departamento de Psicología, Educación y Salud del ITESO, el proyecto Redes Alimentarias Alternativas se centra en identificar y analizar organizaciones en el Occidente del país que abonan al cumplimiento efectivo del derecho a la alimentación adecuada.
Gina Fadulto
Comunicación DGA
¿De dónde provienen nuestros alimentos y de qué manera se producen? Al vivir en grandes conjuntos urbanos donde se privilegia la productividad y velocidad, tendemos a dejar en segundo plano la forma en que satisfacemos nuestras necesidades básicas. La manera en que consumimos nuestros alimentos, desde su producción hasta su preparación, no es la excepción de este fenómeno.
Desde el proyecto Redes Alimentarias Alternativas se busca entender y atender los escenarios en la región occidente del país donde abundan organizaciones de productores, distribuidores y consumidores enfocados en crear experiencias distintas a la lógica tradicional del mercado. Coordinado por Rodrigo Rodríguez, profesor de la Coordinación de Programas de Incidencia Social (COINCIDE), y con la colaboración de Gregorio Leal y Jorge Eufracio, profesores del Centro Interdisciplinario para la Formación y Vinculación Social (CIFOVIS), así como de Paulo Orozco del Departamento de Psicología, Educación y Nutrición (DPES), recuperan líneas de trabajo históricas en el ITESO sobre la economía solidaria y soberanía alimentaria.
Durante la fase inicial del proyecto se identificaron redes alternativas, reconociendo sus prácticas y haciendo la comparativa entre las que ya contaban con un modelo de circuitos cortos y acceso a alimentos. Los circuitos cortos agroalimentarios son entendidos como aquellos donde la producción, distribución y consumo de alimentos son físicamente cercanos y están interconectados mediante trabajo en red. En el contexto pandémico, este tipo de relaciones entre actores clave representó un pilar esencial para la sociedad. "El cierre de todos los espacios a partir de los señalamientos de salud permitieron a las redes seguir operando por las características que tienen, precisamente por esta cercanía", afirma Rodrigo Rodríguez.
Una de las primeras interrupciones durante la pandemia fueron las grandes cadenas de distribución, es decir, los supermercados. Las redes alternativas, al ser circuitos cercanos, pudieron facilitar la distribución. Mediante la toma de acuerdos y puntos de encuentro cercanos, pudieron prescindir de los espacios físicos para operar. Este fenómeno permite ver el énfasis en lo territorial, y donde hay un interés por parte de la sociedad en solidarizarse con otros que están enfrentando situaciones complicadas. "Encontrar y analizar estas iniciativas ayuda a identificar como esta serie de organizaciones abona al cumplimiento efectivo del derecho a la alimentación adecuada", comparte el académico de COINCIDE.
Estas reflexiones parten de una serie de resultados obtenidos durante la primera fase. Se cuenta con un registro de 96 iniciativas en la región Occidente, conformada por Jalisco, Michoacán, Nayarit y Colima. Además, el registro de dichos actores se encuentra publicado en un Manual de Buenas Prácticas, mismo que incluye un sistema de información geográfica. "La investigación nos permite conocer con mayor profundidad y visibilizar y, a partir de esto, fortalecer a los colectivos", señala el profesor Gregorio Leal.
Cabe mencionar que el proyecto es atravesado por tres ejes prácticos y conceptuales: agroecología, economía solidaria y soberanía alimentaria. Estas líneas han permitido la colaboración de un equipo interdepartamental e interdisciplinar. Sumados al CIFOVIS y COINCIDE, y DPES, participan profesores de otros departamentos de la universidad.
Gregorio Leal recalca la importancia del aporte universitario en este tipo de investigaciones y como deberían funcionar como gestor de diferentes proyectos que aglutinen estas redes. Además, menciona las gestiones que han estado realizando para el relanzamiento del PAP Circuitos económicos alternativos, enfocado en retomar aprendizajes de esta experiencia y continuar el trabajo con las organizaciones a la vez que se involucran a más alumnos de licenciatura.
Por otro lado, se han realizado alianzas con universidades como la Nicolaíta de Michoacán, que a su vez se encuentra conectada con otras casas de estudios que realizan trabajos similares en otras partes del país. En conjunto se elaboran instrumentos y se unen esfuerzos para la recolección de datos y generación de encuentros. Se trata de aportar desde el occidente a lo que se está haciendo en otros sitios del país.