El otro lado existe: interculturalidad universitaria
Detalle BN6
- Inicio
- El otro lado existe: interculturalidad universitaria
El otro lado existe: interculturalidad universitaria
Académicos jesuitas coinciden en que para conocer una cultura, es necesario abrirse a un camino en común.
Adriana López-Acosta
La cultura es un vehículo de sentido. Un idioma que permite a los seres humanos ubicarse en la realidad. Por eso atravesar una frontera cultural es como escuchar otra lengua.
"Necesitamos herramientas para entender esa nueva lengua, para que sus mensajes nos sean inteligibles", explica Alexander Zatyrka, SJ, académico del Departamento de Filosofía y Humanidades.
"La interculturalidad es el encuentro constructivo entre dos universos de sentido".
El académico se reunió con César Palacios, SJ, director del Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), para discutir el tema "Universidad e interculturalidad", en la más reciente charla del ciclo Pensamiento Jesuita sobre la Actualidad.
La interculturalidad, coinciden ambos, no es un intercambio folclórico de distintos pueblos o culturas.
Palacios tiene siete años de experiencia en el ISIA, en un ambiente en el que se encuentran estudiantes de distintos pueblos originarios, con experiencias educativas y de vida a veces difíciles de conciliar entre sí. Considera que, para lograr una verdadera interculturalidad, se necesita llevar a cabo un acercamiento profundo.
"El reto de la interculturalidad es el espacio social. Y éste está condicionado por políticas públicas educativas y económicas que desde un principio establecen diferencias", menciona el director del ISIA.
"Podemos caer en grupos integracionistas que quieren meter a grupos minoritarios a sus dinámicas. Tenemos riesgo de excluir a grupos marginados por su condición étnica o social".
Interculturalidad no es turismo folclórico
"Lo primero que pasa es una luna de miel. El interés por lo desconocido, una sana curiosidad cultural o científica, hasta que entra en crisis y se presentan las diferencias culturales no explicadas. Símbolos que no se entienden. Y una de las más grandes crisis para el ser humano es no poder comprender", menciona Zatyrka, quien señala dos comportamientos nocivos que podrían suscitarse a partir de esta crisis.
El primero es el peligro de caer en el racismo ante estos símbolos que no se entienden desde el lenguaje propio, y por ende se juzgan como inferiores.
"La otra trampa es el ‘utopismo'. Una idealización fabricada desde sí mismo. Es el caso de gente que llega a una cultura indígena y todo lo ve positivo, un turismo folclórico, y hasta se visten con las ropas del pueblo originario, pero no hay diálogo".
Para una verdadera interculturalidad, aclara, hay que abrirse a un camino común, lo que implica crear "espacios para explicar su cosmovisión y escalas de valores con su propia racionalidad".
El ISIA tiene aproximadamente 150 alumnos de 13 culturas diferentes, lo cual es un reto para una institución.
A decir de Palacios, las culturas indígenas también tienen modelos de exclusión. Todos estos espacios educativos tienen el reto de no sólo ser un espacio para los diferentes, sino de analizar su propia cultura y ver qué elementos de diferenciación ayudan a dialogar con los demás.
"El otro lado existe. Somos muchos los que apostamos por la interculturalidad, espacios políticos de la sociedad civil, desde grupos indígenas. Estamos haciendo la lucha por vivir la interculturalidad en la práctica", afirma Palacios.
Noticia