La Casa ITESO Clavigero muestra la visión indígena de la naturaleza
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La Casa ITESO Clavigero muestra la visión indígena de la naturaleza
La exposición proporciona a los visitantes una idea de lo que significó el mundo de la naturaleza a los antiguos pobladores del país.
Herramientas e instrumentos musicales, objetos ornamentales y ceremoniales de Colima, Nayarit y Jalisco conforman la exposición La visión indígena de la naturaleza en el arte del occidente de México, que será inaugurada este jueves 18 de agosto en la Casa ITESO Clavigero.
Organizada por el Centro de Promoción Cultural de la universidad, el Museo Regional de Guadalajara, y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la muestra proporciona a los visitantes una idea de lo que significó el mundo de la naturaleza y la forma plástica en la que ese mundo fue representado por los antiguos pobladores de esta región del país.
Las piezas mostradas, alrededor de 80, fueron facilitadas por el Museo Regional de Guadalajara. Una de sus características principales es que son representaciones fitomorfas (calabazas, guajes, bules, mazorcas) o zoomorfas (perros, serpientes, aves y escorpiones) relacionadas con el entorno natural del occidente de México.
Martelva Gómez, directora del Museo Regional de Guadalajara, destacó que la exposición es un ejercicio de reinterpretación de las piezas, que da la posibilidad de aprender cosas nuevas de ellas.
En este sentido, Gutierre Aceves, coordinador de la Casa ITESO Clavigero, resaltó que la exposición no está montada como se encontraba en la Sala de Arqueología del Museo Regional de Guadalajara.
Gómez destacó que la posibilidad de reinterpretación que da la exposición "es una muestra de la colaboración entre todas las instituciones para lograr la difusión y generar espacios que propicien diferentes lecturas de la cultura".
Un ejemplo de esta relectura está relacionada con las piezas de cerámica que forman parte de la muestra, ya que muchas de ellas "son bruñidas. Están hechas con una técnica entrañable, para nosotros, porque ha permanecido viva desde el mundo prehispánico hasta hoy día en Tonalá", destacó Aceves.
La inauguración fue curada por Otto Schöndube Baumbach, arqueólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) e investigador emérito del INAH. Ha realizado exploraciones arqueológicas en Michoacán, Guerrero, Teotihuacán, Chichén Itzá, Hidalgo, el sur de Jalisco y la cuenca de Sayula, entre otras zonas. Recibió el Premio Jalisco en Ciencias, la Medalla Ciudad de Guadalajara, y el Premio al Mérito Museístico por la Secretaría de Cultura de Jalisco, además de otros reconocimientos.
El occidente de México es una sub-área de Mesoamérica que cubre un gran territorio. En ella se localizan cordilleras abruptas, barrancos profundos y lagunas costeras, lo que hace que presente hábitats y climas diversos. Todo ello propició una gran variedad en la flora y fauna. Esta diversidad de recursos fue aprovechada desde épocas tempranas por los habitantes indígenas, que con el correr del tiempo se fueron especializando en su explotación.
La profunda religiosidad y el amplio conocimiento de estos pueblos sobre la naturaleza hicieron que, a manera de metáforas, relacionaran las plantas y los animales con su visión del mundo y sus mitos, con los cuales explicaban también una serie de fenómenos considerados sobrenaturales.
Así, su mundo superior está soportado por árboles que simbolizan las direcciones del universo, mientras que al mundo inferior lo relacionan con animales nocturnos o entes que viven bajo el suelo: el búho, el jaguar, el murciélago y otros más. Con el tiempo, estos animales y algunos elementos vegetales se asociaron a determinadas deidades y profesiones, por ejemplo a los tejedores los representaba la araña, mientras el jaguar y el águila se identificaban con las clases dirigentes.
La exposición comienza con un espacio dedicado a los perros. Schöndube explicó que el papel que tenían en el mundo prehispánico consistía en que eran los guías de los difuntos hacia su lugar en el más allá.
"Los indígenas creían que iban a otro lugar y que para llegar a ese lugar se necesitaba la ayuda de un guía, que era el perro. Por eso había tantas representaciones, porque se ponían en las tumbas", comentó.
Las piezas mostradas datan desde 1,200 antes de Cristo hasta 800 después de Cristo.
La exposición permanecerá abierta al público hasta el próximo 15 de octubre. La Casa ITESO Clavigero se encuentra en la calle José Guadalupe Zuno No. 2083, en la Colonia Americana. Se puede visitar de lunes a viernes, de 9:00 a 19:00 horas, y los sábados, de 10:00 a 14:00 horas. La entrada es libre.
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