Revisarán los retos ante el incremento de migrantes, desplazados y refugiados
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Revisarán los retos ante el incremento de migrantes, desplazados y refugiados
Del 3 al 7 de noviembre el ITESO será sede del Encuentro "Abriendo caminos para la hospitalidad" de la Red Jesuita con Migrantes.
Vivir lejos del lugar donde naciste por decisión propia o de manera forzada (porque quieres estudiar algo que no existe en tu comunidad o porque tu vida está en peligro) es una situación que viven o sufren millones de seres humanos alrededor del mundo y que, en el caso de la opción forzada, está alcanzando cifras alarmantes.
Nunca, desde que terminó la Segunda Guerra Mundial, el planeta había tenido tantos desplazados y refugiados: 51 millones de personas a finales de 2013 habían dejado sus hogares debido a violencia generalizada, guerras y toda clase de conflictos, según un informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, por sus siglas en inglés).
En América, se calcula que cada año 100 mil seres humanos abandonan Centroamérica para cruzar la frontera sur de México rumbo a Estados Unidos, huyendo de la miseria, del desempleo, de organizaciones criminales o de todo lo anterior combinado.
¿Cómo los trata la gente que se topa con ellos en ciudades y pueblos de Guerrero, Oaxaca, Veracruz o Jalisco? ¿Cómo los trató antes el crimen organizado que los interceptó en el tren o en una terracería? ¿Cuántos son extorsionados, secuestrados, golpeados y asesinados; cuántas son violadas; cuántos niños realizan esta penosa travesía?
Los números se multiplican día con día, pero en el trayecto distintas organizaciones de la sociedad civil se plantan para hacerle cara al problema, para brindarles techo, algo de ropa y comida caliente, para preguntarles qué van a hacer en Estados Unidos y cómo era la vida allá en El Salvador, Honduras o Nicaragua; para hacerlos sentir bienvenidos, no unos delincuentes.
A lo largo del continente, la Compañía de Jesús interviene o gestiona directamente algunas de esas organizaciones, varias de las cuales estarán en el ITESO, del 3 al 7 de noviembre, en el Encuentro de la Red Jesuita con Migrantes Centroamérica-Norteamérica, titulado "Abriendo caminos para la hospitalidad". El programa de actividades se puede consultar en http://goo.gl/4YGRoo.
En el campus del ITESO coincidirán, por ejemplo, Norma Romero, del grupo Las Patronas de Veracruz (mujeres y hombres que se acercan a las vías para darles algo de comida y agua a los exhaustos inmigrantes que van trepados en el tren y que en 2013 ganaron el Premio Nacional de Derechos Humanos) y el jesuita Pedro Pantoja, asesor y cofundador del albergue Casa Belén Posada del Migrante, en Saltillo, que durante 13 años ha atendido a miles de centroamericanos física y psicológicamente.
El encuentro viene acompañado por la Campaña por una Cultura de la Hospitalidad, que se lanzó en enero de este año (campañaporlahospitalidad.com y facebook.com/porlahospitalidad), en en 14 países y a la que el ITESO, al igual que las universidades jesuitas de México, se ha sumado.
"Su función es plantear un reto que nos impulse a trabajar con intensidad para contribuir a difundir una cultura de la hospitalidad en nuestro continente", señala Sabina Barone, coordinadora de la campaña.
"Entiendo que el objetivo pueda sonar ambicioso. Las organizaciones y redes que patrocinan la campaña estamos conscientes de que no somos los únicos actores que intervienen en la sociedad, por lo cual entendemos que no vamos a ser los autores ‘exclusivos' de una posible transformación social, pero sí queremos contribuir para que se dé".
Centroamericanos rumbo a EEUU por México; haitianos hacia República Dominicana y otros países; los desplazamientos generados por el conflicto en Colombia y el flujo de sudamericanos hacia Chile son los cuatro grandes flujos de movilidad humana en el continente, apunta Barone, situaciones críticas que presentan casos de abusos y violación a los derechos humanos.
"La discriminación y abusos hacia los migrantes hoy en día ocurren y se ‘justifican' a través de las categorías de ‘indocumentado', ‘ilegal o ‘clandestino'. Se ha generalizado una nueva imagen a través de la cual se des-personaliza a los individuos a los ojos de la opinión pública y se logra ‘normalizar' las violaciones de sus derechos. Parafraseando a Hannah Arendt, parece que se ha generado un nuevo colectivo de personas que no tienen derecho a tener derechos, y eso es muy grave", apunta Barone.
Las Patronas: largas jornadas brindando comida y concientización
Norma Romero habla por su celular mientras regresa por carretera de Jalapa a La Patrona, barrio del municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz, donde ella y un grupo de mujeres (y varios hombres) alimentan desde hace más de 15 años a los migrantes que pasan trepados en el tren. En 2013 Las Patronas obtuvieron el Premio Nacional de Derechos Humanos.
En Jalapa charló con un grupo de estudiantes de Derecho, ejercicio que viene realizando en distintos foros universitarios y civiles del país para crear conciencia entre la sociedad mexicana.
"Es ir abriendo paso para que la gente sea más solidaria, para que se dé la oportunidad de conocer a los migrantes y les puedan aportar ayuda. La semana pasada estudiantes de Papantla tuvieron la oportunidad de conocer a unos migrantes que se bajaron del tren y que su único deseo era continuar hacia Estados Unidos, no quedarse. Se dieron cuenta que la mayoría son jóvenes, como ellos", relata Romero, quien señala que desde que el gobierno mexicano reforzó este año su frontera sur, ha bajado notoriamente el flujo de migrantes por su zona.
El trabajo es arduo, en eso coinciden plenamente Barone y Romero. Generar una cultura de hospitalidad entre los ciudadanos que contrarreste las acciones de los gobiernos es uno de los ejes de la campaña.
"[Hay] una respuesta cada vez más militar por parte del Estado y menos de atención social y legal, con grandes desequilibrios en las inversiones, lo cual me parece muy cuestionable a nivel político y ético", refiere la coordinadora.
¿Un ejemplo? Para evitar que se suban con facilidad, el gobierno mexicano decidió a mediados de este año aumentar la velocidad de La Bestia, el tren de carga que miles de migrantes utilizan como transporte, haciéndolo aún más riesgoso para ellos.
"No nos engañemos: problemas tan profundos de desigualdad, pobreza, violencia e injusticia en nuestro mundo y en nuestro continente expulsan o inducen a salir a las personas con una fuerza e intensidad muy por encima de la capacidad de los Estados de bloquear esos flujos. Los muros, las vallas o los controles policiales solo hacen más peligroso y doloroso trasladarse, pero no paran los flujos, no resuelven ‘el problema'. Pero el problema no son las personas, sino las causas que las fuerzan a dejar sus países".
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