Sin cultura de paz no habrá respeto por los derechos humanos
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"Sin cultura de paz no habrá respeto por los derechos humanos"
En el Seminario de Cultura de Paz, Reconstrucción del Tejido Social y Economía Solidaria se abordó la importancia de la educación de para la paz y de la creación de redes para que esta sea sostenible en las comunidades.
Judith Morán
"Si no construimos una cultura de la paz, o de las paces, va a ser muy difícil que podamos realmente tener respeto por los derechos humanos", aseveró Dolores Pérez Lazcarro, portavoz del colectivo C-Paz, durante el panel "Culturas para hacer las paces".
La representante del colectivo añadió que de cara a las elecciones de 2018 no se ha hablado de estrategias para reconstruir las dinámicas sociales en las comunidades afectadas por la violencia o de políticas públicas para frenarla.
"¿Cómo se construyen las políticas públicas en nuestro país? No escucho a nadie, a ningún ‘suspirante', que nos diga ‘vamos a hacer tal o cual cosa para hacer las paces'", dijo Pérez Lazcarro, quien agregó que México es un "país multicultural donde no hemos logrado ser intercultural. No tenemos ese diálogo real con las poblaciones, por ejemplo, de origen indígena".
En el panel, que formó parte de las actividades del Seminario de Cultura de Paz, Reconstrucción del Tejido Social y Economía Solidaria, llevado a cabo del 13 al 16 de noviembre, Luisa Ramírez López, profesora del ITESO, apuntó que se habla de la paz como si fuera un fin.
De esta manera, hay organizaciones que la prometen la paz a la gente como un beneficio, reflejado en buen gobierno, libre mercado y respeto a las leyes y a los derechos humanos, a cambio de contar con su respaldo.
La docente ejemplificó esta situación con las fumigaciones en Colombia para acabar con plantíos ilícitos. Esta acción contaminó los cultivos de las comunidades, violando sus derechos humanos.
Gloria María Abarca, quien ha sido colaboradora con la Cátedra UNESCO de Derechos Humanos y Paz de la UNAM, consideró que la paz no está en el futuro, sino que se trata de abrir espacios para ella cada día, por ejemplo, mediante la educación.
Pérez Lazcarro señaló que para educar en la paz se necesita un cambio en los programas educativos.
"Es urgente el papel de educación para la paz en las escuelas. Los organismos de la sociedad civil necesitamos seguir impulsando y exigiendo agendas políticas que incluyan la construcción de las paces, porque estamos en un problema grave en México y lamentablemente hemos estado empezando a normalizar la violencia", añadió Pérez.
Ramírez consideró clave no censurar el conflicto, porque este abre la comprensión de la realidad. Además, hay conflictos, dijo, que son detonadores de transformación desde los que se pueden crear condiciones de paz.
"El hecho de entender la interacción social como esta oscilación de paces y conflictos nos ayuda a conectar con la creatividad para apostar por la no violencia", resaltó.
La violencia, de acuerdo con el Índice de paz de México 2017, cuesta 13 por ciento del Producto Interno Bruto del país, de acuerdo con el Instituto para la Economía y la Paz.
La profesora del ITESO señaló que en la universidad existe un observatorio de paz que busca medir, monitorear y evaluar indicadores de condiciones de paz y de violencia.
"Necesitamos plantearnos de qué manera podemos hacer que esos procesos sean tangibles y podamos medirlos para exponer si es que nos está llevando a una paz sostenible", añadió.
Abarca coincidió en la importancia de la investigación en este ámbito ya que desde ahí se pueden comenzar a sistematizar experiencias y compartirlas.
"Los narcotraficantes trabajan en redes y les funciona. Ellos trabajan desde el dolor y desde el miedo. La invitación desde la paz es hacerlo desde el reconocimiento y el cuidado. Entonces, la invitación es unirnos en redes", dijo.
En la inauguración del seminario, organizado por la Dirección de Integración Comunitaria, la Coordinación de Investigación y Posgrado, el Campo Estratégico en Acción en Pobreza y Exclusión y el Programa Institucional de Derechos Humanos y Paz del ITESO, José Morales Orozco, SJ, rector del ITESO, señaló que la pobreza, la guerra, la desigualdad y la violencia afectan a millones de personas y parecen no tener solución.
"Actores sociales y políticos se han convertido en meros administradores del desastre y la tragedia. Están muy lejos de plantear y desarrollar las soluciones que transformen de raíz estas dolorosas situaciones", sentenció el jesuita.
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