Presentan resultados de proyecto contra la obesidad infantil
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Presentan resultados de proyecto contra la obesidad infantil
Como parte de los hallazgos en una intervención para mejorar la alimentación y la actividad física, en escuelas del municipio de Acatlán de Juárez, se registró una disminución en el consumo de alimentos no recomendables.
Montserrat Muñoz
Investigadores del ITESO y de la Universidad de Guadalajara (UdeG), por medio del Centro Universitario de Tonalá (CuTonalá) y del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), presentaron el informe trienal 2015-2018 del proyecto denominado "Intervención participativa para mejorar la alimentación y actividad física en escolares de Acatlán de Juárez, Jalisco", en la Casa ITESO Clavigero.
El proyecto se implementó en tres etapas, que englobaron a su vez tres ciclos de actividades de intervención y evaluación. Se trabajó con tres primarias públicas de Acatlán de Juárez como grupo de estudio y con tres de Villa Corona como grupo control para comparar el impacto de la intervención.
El sobrepeso y la obesidad pueden significar para la persona un aumento en el riesgo de enfermedades crónico degenerativas e implicaciones sociales, económicas, afectivas y emocionales que disminuyen la calidad de vida.
Roberto Paulo Orozco Hernández, académico del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO y uno de los coordinadores del proyecto, apuntó que la obesidad infantil es un problema social que necesita propuestas de trabajo de largo aliento y con un enfoque participativo.
Señaló que, tras una primera evaluación, el equipo desarrolló una estrategia con cuatro ejes de acción: cambios en el entorno, aspecto educativo, organización comunitaria y mercadotecnia social.
"Entendimos que tenemos que procurar tener entornos saludables. (En la segunda etapa) ‘transiciona' a un proyecto ya no de intervención, sino de acción comunitaria, basado en la educación popular y en la soberanía alimentaria, siempre con una medición de impacto con datos duros para saber qué está funcionando y qué no".
Laura Patricia Arellano Gómez, coordinadora de la Licenciatura en Nutrición y Ciencias de los Alimentos del ITESO, afirmó que la etapa escolar resulta idónea para incidir y propiciar cambios que ayuden a moldear hábitos para evitar este problema de salud.
"En México tenemos un problema de obesidad infantil muy importante y una de las áreas en las que más hemos encontrado esto es en las escuelas. Tenemos un ambiente obesigénico que no hemos podido parar", comentó.
La tarea formadora de las universidades involucradas no se perdió: 114 estudiantes del ITESO, de la UdeG y del Centro Universitario UTEG participaron en el proyecto, que sirvió como un espacio de aprendizaje de sus respectivas disciplinas, entre las cuales se encuentran nutrición, psicología, mercadotecnia, ingeniería civil, arquitectura y ciencias computacionales.
El financiamiento del proyecto corrió a cargo de la empresa Tresmontes Lucchetti. Felipe Lira Ibañez, director de asuntos corporativos de dicha empresa, compartió la experiencia vivida hace 19 años en Chile, cuando se lanzó el primer programa para prevenir la obesidad infantil en el país sudamericano.
El empresario lamentó que, a pesar de los diversos programas implementados desde entonces, la obesidad infantil sólo haya ido en aumento. "Hemos pasado radicalmente de la malnutrición por escasez a la malnutrición por exceso", dijo.
"Esta pandemia, como la ha denominado la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene causas multifactoriales. No es posible resolver este problema sólo desde el punto de vista del gobierno, sino que se requiere del apoyo, esfuerzo y compromiso del sector privado, de la academia y de la sociedad civil".
Recordó las palabras del empresario suizo Stephan Schmidheiny, quien recitaba que no existe empresa exitosa en sociedades fracasadas. "Para la empresa no es conveniente ni ha sido nunca bueno trabajar en sociedades que tienen consigo fracasos importantes. No hay duda que la obesidad, el sobrepeso de los niños, el sedentarismo y todo lo que ello conlleva, representa un tremendo fracaso de nuestra sociedad. Por eso nos metimos de lleno a enfrentar esta problemática".
Hallazgos
Arellano Gómez señaló que el objetivo general del proyecto fue evaluar el funcionamiento y efecto de una intervención participativa para mejorar la alimentación y la actividad física dentro del entorno escolar en niños de seis a diez años de escuelas primarias públicas de Acatlán, Jalisco, México.
Entre los principales hallazgos, destaca que alrededor de 80 por ciento de los productos ofrecidos en las escuelas a través de las cooperativas son considerados como "no recomendables".
La investigadora detalló que en las cooperativas y tienditas escolares se ofrece un gramo de alimento recomendable por cada seis gramos de no recomendables; abundan las bebidas azucaradas no lácteas, las botanas, dulces y comida rápida.
En la medición final, se observó que el grupo de intervención aumentó su consumo de agua y alimentos recomendables en comparación con el grupo de control.
César Octavio Ramos García, profesor del CuTonalá, compartió que, aunque presentaron un aumento en las prevalencias de sobrepeso y obesidad, el grupo intervenido presentó menores aumentos porcentuales en las mismas. Las capacidades físicas medidas, como flexibilidad, velocidad y capacidad aeróbica, también disminuyeron, aunque en menor medida en el grupo intervenido.
En tanto, Salvador Iván Rodríguez Preciado, profesor del DPES del ITESO, añadió que el estudio cualitativo permitió concluir que "los niños que hacen actividad física y consumen alimentos de mejor calidad lo hacen porque tienen ese ejemplo en casa. Las estrategias tienen que contemplar que los elementos de estas problemáticas que van más allá de la escuela", mencionó.
Claudia Patricia Cárabes Viera, profesora del DPES del ITESO, señaló que el proyecto logró incidir y contribuir en la formación de los niños desde el sistema educativo. "Los escolares sí aprenden de los talleres sobre temas de alimentación saludable. Sin embargo, para la modificación de hábitos y prácticas alimentarias se requiere una postura crítica y de corresponsabilidad de su entorno inmediato, que incluye familia, escuela y comunidad".
Segunda etapa, proyecto NACE
A partir de estos resultados es que la intervención evolucionó y se renombró como el proyecto Nutrición y Acción Comunitaria para Entornos Saludables (NACE), que llevará como estandarte lograr que niñas y niños tengan un estado de nutrición adecuado, mediante prácticas encaminadas al bien comer y a promover la actividad física para lograr entornos saludables.
Las líneas de acción contemplan colaborar con comedores y cooperativas de manera más estrecha para que puedan ofertar menús saludables sin afectar su plan de negocio. Además, se brindarán información y acompañamiento formativo a la comunidad por medio de acercamientos con adultos y niños.
Asimismo, se contemplan momentos de activación física, deportivos y recreativos, tanto en la escuela como en la comunidad; una estrategia de gestión del conocimiento que sustente todo el modelo a través de documentos populares y académicos, y un esquema de comunicación educativa.
Especialistas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) fungieron como asesores del proyecto, en tanto que se trabajó en colaboración con las autoridades municipales y estatales y bajo el aval de la Asociación Jalisciense de Nutriólogos.
En la presentación de resultados también estuvieron presentes Édgar Denova Gutiérrez, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública; Mónica Márquez Hermosillo, directora del DPES del ITESO; Gerardo Uvaldo Ochoa Alvarado, presidente municipal de Acatlán de Juárez; Octavio Lara García, secretario general del Ayuntamiento de Villa Corona; Karla Janette Nuño Anguiano, investigadora del CuTonalá, y Néstor Tello, director del programa Ciudad de los Niños del Ayuntamiento de Zapopan.