Caminar hacia la utopía
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Caminar hacia la utopía
Alejandra Nuño encabeza el recién creado Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, un esfuerzo del ITESO por incidir estratégicamente en la problemática de derechos humanos que se vive en México.
Judith Morán
"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar", señaló Eduardo Galeano, escritor uruguayo. A esta frase recurre Alejandra Nuño para invitar a la comunidad universitaria "a que caminemos juntas y juntos en esta utopía por un mundo mejor para todas y todos". Ella es la directora del recientemente constituido Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, (CUDJ) del ITESO.
"En materia de derechos humanos las abogadas y los abogados hemos tenido un rol sustancial. Pero sin las psicólogas y los psicólogos que acompañan a las familias; sin los trabajadores sociales que, por ejemplo, ven que la desaparición forzada conlleva una serie de problemáticas para las familias; sin los arquitectos que nos hablen cuándo la vivienda es inadecuada, y sin los ingenieros químicos o ambientales que nos hablen de la contaminación del ambiente y del agua no lograríamos tener una visión integral de la realidad", dice sobre el carácter multidisciplinar que tendrá el centro.
Egresada de la Licenciatura en Derecho del ITESO, Nuño detalla que en el CUDJ se harán investigaciones; se asesorará a instancias internas, colectivos y organizaciones, y se tendrá la posibilidad de litigar, o colitigar, casos con la finalidad de incidir a favor de los derechos humanos a escalas local y nacional.
"Lo han dicho varias instancias internacionales, (en México) estamos en una crisis de derechos humanos y eso nos obligaba a tener una propuesta, tal vez más ambiciosa de la que se tenía", señala.
Fue por medio de un diagnóstico en el que participaron investigadores, profesores y directivos del ITESO para conocer los temas que se estaban trabajando al interior de la universidad, y de entrevistas con organizaciones de derechos humanos, colectivos de familiares de víctimas y periodistas que se definieron los cuatro programas que atenderá el CUDJ: "Atención a víctimas de desaparición, tortura y ejecuciones extrajudiciales", "Seguridad ciudadana y justicia", "Violencia de género" y "Derecho al agua y al territorio".
- La problemática es enorme, ¿por qué una universidad debería involucrarse?
Precisamente porque el problema es enorme y la experiencia nos ha dicho que los modelos de transformación de realidades más exitosos tienen que ver con la colaboración de diferentes sectores y actores, incluyendo a la sociedad civil, las víctimas y las instituciones del Estado, que es el responsable último de garantizar y respetar los derechos.
También la academia tiene un rol fundamental en ser crítica, propositiva; en acompañar procesos y ver la potencialidad que tienen el alumnado, el profesorado y la comunidad universitaria para involucrarse en problemáticas tan severas como las que vivimos en México.
El ITESO, como universidad comprometida con esta realidad, tiene mucho por ofrecer en términos de talleres, de capacitaciones y de clínicas.
- ¿Cuáles son los primeros retos a enfrentar?
El primero, para mí, es conocer el ITESO desde adentro. Somos una comunidad universitaria inmensa y el reto es ver cómo podemos articularnos de la manera más eficiente para lograr propuestas y alternativas eficaces.
También están las expectativas que podamos crear. Cuando se inaugura un centro con esta potencia, en un momento donde hay una necesidad increíble de acompañamiento en materia derechos humanos, es muy probable que nos saturen de casos, de solicitudes de apoyo, etcétera, y el tema aquí es cómo dosificarnos.
El reto también es tener claro el distintivo universitario que tiene este centro, que no es una organización de derechos humanos. Sí se acompañará, porque para el centro es muy relevante lo que hacen las organizaciones y los colectivos. El desafío es encontrar nuestra identidad y jugar un rol fundamental de acompañamiento, de propuestas y cuando sea el caso de crítica constructiva para avanzar en un mundo mejor para todas y para todos.
Para Alejandra Nuño, quien fue parte del equipo representativo de voleibol del ITESO en su época de estudiante, el mejor equipo no es aquel en el que cada una de las partes juegan mejor, sino aquel que "se puede complementar de la manera más adecuada ante la adversidad. Lo he visto tanto en mi vida deportiva como en la profesional".
Además de Alejandra, el "cuadro" del equipo del CUDJ está integrado por: Sonja Perkic, quien colaboró en el diagnóstico; Mariana Espeleta, profesora del ITESO, y Miguel Ángel Álvarez, quien también forma parte del equipo de la Clínica Jurídica Ignacio Ellacuría, SJ, del ITESO. Entre los colaboradores del centro están: David Velasco, SJ, profesor del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos, y Alejandro Anaya, coordinador de la Maestría en Derechos Humanos y Paz.
"Con ellas y ellos vamos a empezar algo sencillo, modesto, pero me gustaría que más personas se sumen a esta iniciativa porque estoy segura de que trabajo no nos va a faltar y creo que va a ser muy interesante el vincularnos con el Sistema Universitario Jesuita (SUJ). El apoyo de las universidades y escuelas jesuitas sería de la mayor trascendencia en estos momentos, como lo ha sido, por ejemplo, en la Universidad Centroamericana (UCA) José Simeón Cañas de El Salvador en los ochenta, y en la UCA de Nicaragua en diferentes momentos en los que las universidades han estado del lado de la verdad y la justicia".
Germen jesuita
Cuando Alejandra Nuño echa un vistazo a los acontecimientos que la trajeron a la dirección del CUDJ, es visible que su trayectoria en derechos humanos tiene el ADN de alguien que desde prescolar se formó en instituciones jesuitas.
Estudió en el Instituto de Ciencias (IdeC) hasta la preparatoria y en otoño de 1994 ingresó al ITESO con una idea muy clara: "el derecho puede transformar realidades", aunque en ese entonces en la universidad no se impartían materias de derechos humanos. De hecho, en México no se hablaba tanto de ellos y fue un par de tareas el que encaminó a Alejandra en su vocación.
La primera de ellas fue una investigación para la materia de "Economía" en la preparatoria del IdeC que la llevó a conocer la lucha por el campo mexicano del movimiento El Barzón, el cual se manifestaba por las calles de la ciudad en sus tractores.
La segunda fue la toma de unas fotografías en Chiapas, durante el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Alejandra estaba en esa entidad visitando a un tío que es sacerdote y fue al bosque con su cámara acompañada por su hermano y un primo –ella tenía 17 años–. En la cercanía había instalaciones militares que no había visto. Elementos de la milicia se le acercaron para decirle que no podía tomar fotos, se llevaron a su hermano y a su primo, y después los dejaron ir. Ahí conoció la arbitrariedad.
"Mi familia siempre ha sido solidaria con los migrantes, también con personas de Chiapas que venían a Guadalajara con algunos médicos, pero esos dos acontecimientos me marcaron mucho", cuenta.
A lo anterior se le suma haber visto que muchas personas perdieron su casa con la devaluación que ocasionó el llamado error de diciembre de 1994. "Veía a mi papá y a mi mamá súper preocupados, decía cómo es posible que alguien no pueda pelear contra los bancos, es una tremenda injusticia lo que está sucediendo. Todo eso me animó a decir, el derecho tiene que ser una solución, la justicia tiene que resolver estos casos, intentemos a ver qué pasa y así empecé".
Posteriormente estudió la Maestría en International Human Rights Law en la Universidad de Essex, Inglaterra. Una vez concluidos sus estudios de posgrado trabajó para el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil), litigando y asesorando casos de violación a los derechos humanos ante la Comisión y Corte Interamericanas de Derechos Humanos. En el Cejil fue directora de la oficina para Centroamérica y México.
Además, se ha desempeñado como consultora independiente. En ese periodo de su trayectoria participó en la definición de estrategias jurídicas (locales e internacionales), de incidencia y comunicación en diversos temas relacionados con los derechos humanos. Incluso, acompañó a víctimas, sobrevivientes y familiares en diferentes procesos de exigencia de verdad, memoria, justicia y reparación.
El CUDJ del ITESO está en el segundo piso del Edificio Ñ. Para más información puede marcar al 3669 3434, extensión 3467, o escribir a ceciliab@iteso.mx.