¿Para qué vine a este mundo?
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¿Para qué vine a este mundo?
El Programa de Liderazgo Ignaciano de la Ausjal llega al ITESO. Suma más de mil 500 egresados en 15 universidades jesuitas en nueve países.
Enrique González
El día de hoy, ¿dónde estoy? ¿En qué creo? ¿Qué me llevó a elegir tal o cual carrera? ¿Qué pasa con mi familia? ¿Hay algo que pueda aportarle a este país, en especial a su población más desfavorecida? ¿Qué implica ser un líder?
La Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (Ausjal) tiene en funcionamiento, desde hace siete años, su Programa de Liderazgo Ignaciano, un proyecto que, durante dos semestres, tiene la intención de responder a estas y muchas más preguntas.
Dirigido a estudiantes –no tiene costo alguno y los interesados sólo tienen que pagar los viajes que se hacen a dos retiros, a comunidades indígenas en Chiapas o a la Universidad Loyola del Pacífico, en Acapulco– el Programa se divide en tres ejes: Identidad ignaciana, Liderazgo ignaciano y Ejercicio político.
Después de haber formado, a lo largo de sus siete años de vida, a más de mil 500 estudiantes de 15 universidades jesuitas repartidas por nueve países de América, el programa se impartirá por primera vez en el ITESO, a partir del 3 de septiembre, todos los jueves de 16:00 a 18:00 horas.
"Un líder ignaciano tiene una mirada más amplia de la realidad social, se empapa de ella, la vive, y una vez que pasa esto puede aplicar sus conocimientos para la transformación social. Ese es un líder ignaciano, alguien que tiene que estar abierto, que va a escuchar… Lo último que hace es proponer cambios, pero siempre con y desde la comunidad", explica Tony Landeros, coordinador del Programa de Liderazgo Ignaciano en el ITESO.
Entre las actividades que ofrecerá el programa hay dos campamentos en el Cerro del Copo, uno en octubre y otro en febrero. El primero se enfoca en las enseñanzas espirituales de San Ignacio de Loyola y en él se revisa la historia de vida de cada estudiante con la idea de que se pregunte y revise temas como: ¿de dónde vengo? ¿Para qué vine a este mundo? ¿Por qué me la voy a jugar?
En el segundo campamento, llamado ReconciliAcción, se analiza la situación de los derechos humanos en México y el contexto sociopolítico del país, de manera que los alumnos tengan una pintura más completa de a qué se enfrentarán cuando vayan durante un par de semanas a comunidades chiapanecas en Acteal o Bachajón, o cuando visiten la Universidad Loyola del Pacífico de Acapulco.
A esos viajes van con la premisa de aprender, escuchar, observar, tomar notas y tratar de entender distintas realidades mexicanas.
La última parte del programa se centra en la elaboración de una propuesta de intervención puntual en zonas o con grupos marginados. Es decir, llega el momento de pasar a la acción, de transformar una realidad concreta, siempre bajo la guía de escolares jesuitas e integrantes del Centro Universitario Ignaciano del ITESO.
"La propuesta se presenta a los miembros de una comunidad –por ejemplo a la de Bachajón–, y ellos deciden si se aprueba o no. Esto tiene que ver con estar con los más desfavorecidos, y siempre tiene que ser con y desde la comunidad que surja el proyecto. El líder ignaciano no hace su voluntad; él presta un servicio, es un vocero de las personas", enfatizó Landeros.
Cuando el estudiante culmina el programa, recibe una acreditación internacional respaldada por la Ausjal y por las 15 universidades jesuitas en las que actualmente se imparte.
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