Redes sociales, tan antiguas como la Compañía de Jesús
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Redes sociales, tan antiguas como la Compañía de Jesús
Arturo Reynoso, SJ y Juan Carlos Henríquez, SJ, inauguraron el ciclo de charlas Pensamiento Jesuita sobre la actualidad con el tema Ignacio, redes y nodos.
Judith Morán
¿Qué pasará con las redes sociales de Justin Bieber cuando el cantante muera?, ¿o qué sucederá con los ‘peñabots' al terminar el sexenio? Por tratarse de redes a las que se les llama "Sol", éstas dejarán de estar vivas porque funcionan en torno a una figura, señaló Juan Carlos Henríquez, SJ durante la charla "Ignacio, redes y nodos", del ciclo Pensamiento jesuita sobre la actualidad, el pasado jueves 17 de septiembre en la terraza de la Biblioteca Dr. Jorge Villalobos Padilla, SJ.
Pero ¿y eso qué tiene que ver con los jesuitas? Pues que hablar de redes sociales, aunque lo parezca, no es algo nuevo.
Henríquez explicó que cuando San Ignacio de Loyola socializa su experiencia espiritual, primero entre sus amigos o lo que fue la primera Compañía, además de dejarla por escrito en las constituciones de la orden, inaugura las redes.
"Ahora hablamos mucho de redes sociales como si lo hubiéramos inventado hace diez o 15 años, siempre hemos tenido redes sociales pero no habíamos tenido en realidad una organización basada en ese modelo de comunicaciones", señaló el jesuita, quien también es académico de los departamentos de Estudios Socioculturales (Deso) y de Filosofía y Humanidades (DFyH) del ITESO.
El modelo de comunicación al que se refiere Henríquez se trata de una organización distinta a la red "Sol". Se le conoce como red urdimbre y en ella cada nodo o persona tiene la misma capacidad para generar vinculaciones.
"Este es el modelo que Ignacio está propugnando detrás del modelo de comunicación desde el momento que comienza a dar su propia experiencia espiritual a otros a través de los ejercicios (espirituales)".
Arturo Reynoso, SJ, jefe del DFyH, agregó que en la Compañía de Jesús se articularon dos redes de comunicación: una interna y otra externa.
La primera tenía la finalidad de mantener la unión de los ánimos por medio de un intercambio de cartas entre los jesuitas desde cualquier parte del mundo.
"Es importante saber que la persona se encuentre en una relación con todo el grupo, una relación en la dispersión", dijo.
Abundó que esas cartas podían tener varias finalidades. En unas se trataban asuntos privados, pero otras se podían mostrar y también hablaban de las curiosidades que encontraban, algunas de las cuales son parte de Cartas edificantes y curiosas, escritas de las misiones extranjeras y de Levante por algunos misioneros de la Compañía de Jesús (disponible en la Biblioteca del ITESO). Esta era la red externa.
La idea era "compartir esta experiencia de lo que hay, lo que se encuentra y se logra en otros lados para motivar al cuerpo de la orden y a otros", comentó.
"Las cartas de Filipinas se leían en el comedor del Colegio Máximo Mexicano San Pedro y San Pablo en latín… este sentido de lo interno y lo externo pero siempre todo en vista de una experiencia afectiva de unión de ánimos y de una experiencia de misión al exterior", relató Reynoso.
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