¿Transporte público? No, negocio privado
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¿Transporte público? No, negocio privado
Aunque el transporte colectivo debería ser un servicio público como el que en otras ciudades proporciona el gobierno, en la ZMG no es así. Se trata de uno de los graves problemas de la urbe, a decir de expertos del ITESO.
Judith Morán
El sistema de transporte colectivo de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) "es operativamente disfuncional", señala Alejandro Mendo, académico de la Maestría en Ciudad y Espacio Público Sustentable del ITESO, quien agrega que cualquier transporte público debería ser seguro, rápido, económico y confortable, y que el que opera en la ZMG no posee estas características.
Además de todas estas carencias, Mendo subraya que "el estado actual del transporte urbano colectivo es que conceptualmente es espurio o ilegítimo, porque en lugar de ser un servicio público es un servicio privatizado".
El autor del libro Observación urbana sistémica. Hacia una evaluación de ciudades desde la complejidad (disponible en http://publicaciones.iteso.mx/) expresa que el transporte colectivo debe ser un servicio público, como sucede en Londres o Madrid.
Es decir, no debería redituar ganancias. En otros lugares ese servicio tiene pérdidas económicas que se cubren con el pago de impuestos por parte de la ciudadanía. "Aunque en realidad no son pérdidas, porque es un servicio que retribuye en calidad de vida, es un círculo virtuoso que por ahora no ocurre (aquí)", añade.
Mendo, quien es doctor en Ciudad, Territorio y Sustentabilidad, descarta que las medidas implementadas por el gobierno estatal, por ejemplo la revisión de tarifas, desencadenen un cambio significativo.
"Sólo que sea un viraje de timón violento. Por ejemplo, la estatización total y absoluta de todo el servicio, pero eso de momento no está en el escritorio del gobernador", destaca.
El académico recuerda que en 1985 hubo un intento de cambiar el sistema de transporte con un proyecto ideado por Jorge Matute Remus, cuya implementación la echó abajo, en unas horas, un paro del llamado "pulpo camionero", operado por empresarios que no quieren ver disminuidas sus ganancias.
En un sistema de transporte que opera por concesiones, como el de la ZMG, resulta imposible pensar en implementar esquemas de pago en los que con una tarjeta un usuario pueda hacer todos sus traslados sin pagar siete u ocho pesos (los dueños de los camiones dicen que la tarifa justa serían diez) cada vez que aborda un vehículo para llegar a su destino.
Más allá de los embotellamientos
El problema del crecimiento del parque vehicular no afecta solamente a la fluidez de las vialidades, también se pierde el espacio público, dice Héctor Robledo, quien junto con Christian Grimaldo coordina el Proyecto de Formación Profesional de Psicología Social "Laboratorio Urbano en Ruta".
"Estratégicamente lo que necesitamos primero es buen transporte público, porque eso libera espacio para todos, para los cuerpos que andan a pie, para los que andan en dos ruedas o en silla de ruedas, para todos", señala Robledo.
"Si este sistema tan disfuncional opera, es también por las estrategias que emplean los usuarios para hacerlo funcional, como aguantar que esté atascado y de todos modos subirse al camión, o el que no los deje a tiempo pero ellos se levantan dos horas más temprano para alcanzar a llegar", apunta Robledo.
Estas y otras prácticas se investigarán este semestre en el "Laboratorio urbano en ruta", de donde han salido documentales como el Hombre-camión y Voces en ruta.
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