Humor, monólogos y divulgación científica
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Humor, monólogos y divulgación científica
The Big Van Theory presentó sus talleres de divulgación científica en el ITESO, dentro del marco del Science Slam Festival Guadalajara.
Adriana López-Acosta, Octavio Covarrubias y Dayanara Piña
Clases de biología en el metro, romper un reloj a la mitad de la ponencia para explicar la colisión de partículas, biotecnología explicada por medio de chistes.
El grupo español The Big Van Theory, formado en 2013, no cree en la ortodoxia de los salones de clases ni en las revistas especializadas para la divulgación científica. Cree en el monólogo cómico para acercar la ciencia a todo mundo.
No se trata de actores o comunicadores expertos. Se trata de una docena de doctores en ciencias como matemáticas, genética, química, astronomía, biotecnología. Presentan sus performances en bares y en universidades, en la calle y en museos, y en su visita a Latinoamérica llegaron al ITESO los días 4 y 5 de diciembre, en el marco del Science Slam Festival Guadalajara, para ofrecer talleres que inciten a otros científicos a bajarse de los estrados y comunicar sus investigaciones de manera más directa.
La ciencia, lenguaje universal
Con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés), este grupo de científicos ha viajado por España, Brasil, Colombia, Chile, Argentina, entre otros países, y llega a México de la mano del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y del ITESO.
Su trabajo es una manera de difundir la diplomacia científica, una práctica que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) impulsa desde finales de la Segunda Guerra Mundial como puente entre países en conflicto.
"Muchas veces, atentados contra derechos humanos que se basan en tradición o religión pueden ser erradicados por medio de divulgación científica", explica Marga Gual Soler, doctora en Biología Molecular e integrante de la American Association for the Advancement of Science (AAAS). Ella ha apoyado el proyecto de Big Van Theory por su acercamiento lúdico a esta diplomacia científica.
"Es enviar a un mensajero que habla un lenguaje que todos entienden, porque el lenguaje de la ciencia es universal, hablar en números, en ecuaciones, en fórmulas; las ideologías cambian, las políticas cambian, los dogmas cambian, pero las matemáticas no".
De acuerdo con Gual, las relaciones estancadas pueden renovarse si se incorpora la diplomacia en el discurso científico, para encontrar puntos en común entre interlocutores que están en conflicto.
"Tú y yo podemos hablar desde culturas distintas, pero dos más dos son cuatro para ti y para mí, y ahí encontramos un lugar en común donde podemos empezar a dialogar", explica.
Sin miedo al ridículo
El programa del Science Slam Festival incluyó en el ITESO talleres de comunicación, actuación, clown y poesía, entre otros temas, y su programa se extendió en la Feria Internacional del Libro (FIL) con charlas y la presentación de su libro Si tú me dices gen, lo dejo todo.
"No tener miedo a ser vulnerables y hacer el ridículo". Esta fue la consigna primordial de Oriol Marimón, quien impartió el taller "El uso del clown en la divulgación científica", el viernes 5 de diciembre.
Este comenzó con una breve parte teórica en la que el objetivo fue desmitificar qué es un payaso, término con el que suele confundir al clown. Se habló de varios ejemplos como Leo Bassi, Marcel Marceau y Charles Chaplin, quienes han recurrido a distintas prácticas como la crítica política e incluso otras más emocionales.
El juego, cuerpo y movimiento fueron recursos fundamentales, por lo que la otra parte del taller fue práctica y se realizaron ejercicios para demostrar a los asistentes la importancia del juego mediante diversas técnicas lúdicas de actuación.
Helena González, otra de las integrantes del grupo científico, comentó en el taller que impartió que "si vamos a atacar a algo o a alguien nos tenemos que poner nosotros primero", refiriéndose a la misma conexión que se debe lograr con el público, además de conocer qué elementos del clown pueden servir en la comunicación científica. "Nunca deben tener miedo a hacer el ridículo o a fracasar", declaró.
Comunicar ciencia "en cristiano"
¿Cuánto tiempo te toma entender la conjetura de Kelvin? ¿Sabes que es la conjetura de Kelvin? The Big Van Theory lo explica en tres minutos, con todo y la explicación de cómo afecta la vida de quienes los escuchan.
Hablar de ciencia a través de monólogos —o "actos de comunicación científica basados en la oralidad con público en directo", como este colectivo les llama— fue uno de los temas del taller "Técnicas de narración oral para la divulgación científica", a cargo de Eduardo Sáenz, doctor en Matemáticas.
El monologo cómico, dijo, al desmenuzarlo y comprender cada una de sus partes discursivas, puede ser utilizado como herramienta esencial de la comunicación oral.
El humor es una parte que, si bien no es fundamental, siempre representa una oportunidad para concretar ideas del público. "El humor se basa en romper cadenas lógicas. La ciencia y el humor funcionan igual porque conectan cosas que nadie conecto antes".
Eduardo explicó además que los monólogos del grupo se caracterizan por durar tres minutos sin ningún apoyo visual, sólo con objetos, por lo que el reto es explicar lo complejo con ejemplos simples.
Consejos para crear un buen monologo científico, según The Big Van Theory
Contenido: conservar siempre una claridad de términos científicos para utilizarlos como puentes y no como barreras, cuidando no sobre informar.
Claridad: ser conscientes del tiempo y espacio para aprovecharlos al máximo. Procurar una apertura y cierre cautivantes que sean contados, no leídos.
Carisma: búsqueda de calidad escénica personal. Evitar la actuación. Trabajo de voz y cuerpo.
Acto de comunicación: saber por qué haces el monólogo. ¿Qué cuenta de ti? ¿Qué quieres decir?
Narración oral: el cuento como viaje; utilizar las posibilidades del relato.
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