Una carrera en divulgación de la ciencia que comenzó viendo una película de dinosaurios
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Una carrera en divulgación de la ciencia que comenzó viendo una película de dinosaurios
Helena González Burón, fundadora y directora del proyecto Big Van Ciencia, compartió un poco de su historia y mucha ciencia en una entrevista pública llevada a cabo en la Casa ITESO Clavigero.
Montserrat Muñoz
Era 1993. Helena estaba sentada en la butaca del cine, sus pies aún no alcanzaban a tocar el piso. Como a cualquier niña de nueve años, los dinosaurios de Parque jurásico le resultaron impresionantes. Pero no fueron los saurópsidos los que la fascinaron, sino el secreto que escondía un mosquito en su estómago, ahí yacía la emoción que movería a Helena en los años por venir.
"Me sorprendió que algo que podía caber en un mosquito, tan insignificante como una molécula de ADN, fuese capaz de crear una vida tan asombrosa como la de un tiranosaurio rex. Ese concepto me alucinó y quise saber más sobre toda esa química que nos hace, al final, seres vivos", compartió la española.
En un intento por entender los misterios que planteaba Steven Spielberg en su película, Helena González Burón decidió estudiar una licenciatura en biología. Y posteriormente bioquímica, biomedicina y epigenética.
Sobre esta vocación y lo que vino después platicó la científica en entrevista pública con Maya Viesca Lobatón, coordinadora del Programa de Comunicación de la Ciencia del Centro de Promoción Cultural de ITESO. El escenario fue la Casa ITESO Clavigero.
González Burón compartió que 20 años después de Parque jurásico, una coincidencia importante se presentó en su camino. Llegó a España un concurso de monólogos científicos, oportunidad perfecta para unir su formación científica y su pasión por las artes escénicas. Y ahí su carrera dio otro giro determinante: unió a los finalistas de este concurso para fundar Big Van Ciencia, un grupo de personas dedicado a la divulgación científica por medio de métodos innovadores y humorísticos.
"Éramos 12 personas que teníamos intereses muy parecidos, bastante formados en el ámbito de la ciencia —todos doctores o estudiando doctorado— y que además teníamos esa parte de que nos gustaba pisar escenarios, ya con algún tipo de entrenamiento en teatro. Y dijimos ¿por qué no formar un grupo para hacer esto? Así sucedió el Big Bang de Big Van", contó.
Si bien las artes escénicas han sido el sello de Big Van Ciencia, el equipo no cierra la puerta a otros formatos tradicionales para la divulgación científica, como los libros y podcast.
"El conocimiento científico es algo que requiere tiempo y en los libros puedes tomarte el tiempo para explicar o dar opiniones", señaló.
Viesca Lobatón preguntó a la "standupera" científica respecto a su modelo a seguir. "Santiago Ramón y Cajal", respondió de inmediato Helena González, para luego explicar que quien ganara el premio Nobel de Medicina en 1906 fue un ejemplo de perseverancia absoluta.
"Con todos los grandes científicos de neurociencia en contra, pudo rebatir lo que hasta entonces se creía una teoría garantizada (respecto a la composición del cerebro). Ir en contra de lo establecido siempre me ha llamado la atención", afirmó.
En el público, un niño ponía especial atención a la invitada e incluso se acercó a ella para regalarle unas frutas. Parece que Helena ya se ha convertido en un ejemplo a seguir.
Nuevas formas de emocionar para comunicar
"El éxito de Big Van ha estado en innovar, en buscar nuevos formatos y no tener miedo a explorar nuevos conceptos para divulgar ciencia. Por ejemplo, en España estamos empezando a hacer espectáculos musicales. La clave es no cerrarse las puertas", comentó la doctora en biomedicina.
Sin embargo, enfatizó que el simple hecho de ser experto en un tema no es garantía de que se sepa comunicar. "La comunicación necesita formación. Los estudiantes de comunicación lo tienen claro pero los científicos no tanto", lamentó.
Agregó que una buena comunicación de la ciencia logra que la gente se interese por temas de este ámbito, además de fomentar la curiosidad y las vocaciones científicas. Recomendó a los interesados en la comunicación y divulgación de la ciencia cultivar sus pasatiempos y otro tipo de conocimientos, ya que de cualquier lado puede surgir la inspiración para crear nuevas aproximaciones a la ciencia.
"A nosotros lo que nos funciona es tener cosas reconocibles, cosas con las que el público se pueda identificar para hacer la ciencia mucho más propia. Crear esos vínculos con el público, tocar las emociones es lo que hace vincularse más con la ciencia. Y el teatro es una gran manera de emocionar", apuntó.
Tras la charla, organizada por la Licenciatura en Gestión Cultural, la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura, el Centro de Promoción Cultural y el Programa Verano Internacional ITESO, González consintió a los asistentes con un monólogo de ciencia que provocó carcajadas y aprendizajes sobre conceptos básicos de genética.Noticia
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