Nos encanta que nos cuenten historias
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"Nos encanta que nos cuenten historias"
Dean Cundey, responsable de la fotografía de cintas como Jurassic Park y la trilogía Volver al futuro, compartió en el ITESO parte de su trayectoria.
Adriana López-Acosta
Cuando Dean Cundey era joven, su madre solía llevarlo, con sus amigos, al cine cerca de su vecindario, en Alhambra, California, a la función de matiné de los sábados.
Cundey recuerda que a los 12 años de edad decidió que se iba a dedicar al cine, tras días enteros de disfrutar de las caricaturas y las películas que gozaba en la oscuridad de la sala.
"Nos encanta que nos cuenten historias. Y para ello, somos capaces de entrar a una sala, sentarnos frente a una pared blanca y contemplar colores y movimiento. Personajes en lugares interesantes. El cine se trata de llevar a los espectadores a lugares a los que no pueden acceder en la vida real", dijo a los estudiantes que acudieron a su charla en el Auditorio D del ITESO.
Antes de ser responsable de la fotografía de trabajos como Jurassic Park o la trilogía Volver al futuro, se convirtió en director de fotografía de la sala de su casa, filmando con la cámara familiar los cumpleaños, viajes o momentos cotidianos.
Cuenta que cuando le compartió a su madre su intención de estudiar arquitectura, por si no era exitoso en la industria cinematográfica, vio el alivio en su rostro. "Supongo que se tranquilizó por pensar que quizá, si no era exitoso en el negocio de las películas, podría vivir de reparar los baños de otras personas".
El sitio Internet Movie Database (IMDB) cuenta 92 créditos de Cundey como director de fotografía, en los que ha trabajado, con cineastas de la talla de John Carpenter o Robert Zemeckis.
El poder de la imagen
"Dean Cundey diseñó muchas de las pesadillas de mi generación. Películas con las que crecimos que ahora son verdaderos clásicos. A Dean le debemos que haya vuelto realidad nuestras fantasías y deseos más profundos", dijo Andrés Villa, coordinador de la Licenciatura en Comunicación y Artes Audiovisuales, una de las instancias por las que fue posible invitar al integrante de la Sociedad Americana de Cinematografía (ASC, por sus siglas en inglés).
En la charla moderada por Paola Villa, profesora del ITESO, Cundey narró sus inicios en la industria audiovisual, filmando lo que él denominó "chicas en bikini con armas y explosiones".
Menciona que en esos comienzos no temía experimentar y arriesgarse en decisiones, aunque fueran películas que no le emocionaban. Gracias a ello, llamó la atención de Debra Hill, la productora de John Carpenter. La contratación como director de fotografía en Halloween, película de terror de culto de 1978, lo catapultó a la fama.
Cuando tuvo el prestigio suficiente como para elegir los proyectos en los cuales involucrarse, se inclinó por aquellos que intentaran cosas por primera vez. La animación dentro de un formato live action en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, o la generación de dinosaurios majestuosos por computadora de Jurassic Park, son ejemplos de películas que en su tiempo revolucionaron la industria, y que fueron afines a sus necesidades de narrativa.
"Vamos al cine a experimentar algo que no queremos necesariamente vivir en carne propia. No queremos ser perseguidos por zombies o dinosaurios, pero queremos experimentar emoción, suspenso, y cuando todo termine, salir a comer pizza y comentar la película".
Las muchas manos del cine
Cundey encuentra una responsabilidad hacia la película y su historia. Esa es su prioridad, pero sabe que la huella que deja es colectiva.
"El cine es una manera muy creativa de contar historias, e involucra técnicas distintas. Si lo que quieres es hacer una película que se quede (en la mente del espectador) por mucho tiempo, esto sólo es posible cuando un grupo de personas con el mismo interés y pasión combina sus habilidades".
Para trabajar mejor en colectivo, afirmó, uno debería ser algo de cineasta, y algo de psiquiatra.
"La mitad de lo que haces en esta industria es manejar las emociones humanas con técnica, tecnología y narrativa. Trabajas con demasiadas personas, tienes que negociar con actores, convencer a directores, procurar la relación con tus productores".
Sean adolescentes corriendo de asesinos o científicos reviviendo dinosaurios o viajando al futuro, Cundey se arroja a su trabajo detrás de la cámara esperando que sea la mejor película de la historia de la humanidad. Aunque no siempre resulte así.
Se conforma, comentó, con que sea algo que los espectadores recuerden días después de salir de la sala de cine, y que cuando sean padres, ellos muestren esas películas a sus hijos.
"A donde he ido y sin importar el lenguaje, encuentro que algunas de las películas en las que he trabajado forman parte también de su cultura. Me gusta la idea de dejar algo para cuando yo no esté".
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