Cine para indignar y movilizarse
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Cine para indignar y movilizarse
El trabajo de Rafael Lara, cineasta y egresado del ITESO, fue reconocido por la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.
Adriana López-Acosta
Después de haber realizado uno de los largometrajes más costosos de la historia del cine mexicano, Cinco de mayo, la batalla, estrenado en 2013, Rafael Lara, cineasta y egresado de Ciencias de la Comunicación del ITESO, eligió un camino menos ortodoxo para su trayectoria fílmica: un cortometraje.
Aquí no pasa nada, su más reciente trabajo, dura 15 minutos, y en cada uno el tiempo cuenta. El cineasta asegura que no se debe limitar este formato al ámbito estudiantil.
"El cortometraje me permitió contar una historia que quería contar y que en largometraje requería otro tipo de procesos y costos. Estaba angustiado por toda la violencia que sigue ocurriendo en el país. Al momento de realizarlo estaba muy fuerte lo de Michoacán con las autodefensas, y las barbaridades que se gestan en ese estado y en el resto del país. Había que contarlo y explorar diferentes maneras de narrarlo", explica el realizador.
La producción, que cuenta la historia de una familia azotada por el narcotráfico, basada en hechos reales, le valió a Lara que la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca le entregara un reconocimiento por su contribución a la preservación de los derechos humanos, durante la clausura del festival cinematográfico Oaxaca Film Fest, en octubre de 2014.
Además de Oaxaca, el cortometraje ya tuvo su paso por el Festival Internacional de Cine de Guanajuato y por el Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror Mórbido. "Es un corto oscuro y de terror real, es otra manera de entenderlo, pero no como un elemento sobrenatural".
La violencia como historia
El tratamiento en el cine de la violencia en México, tanto en cortometrajes como en largometrajes, no siempre es fruto de una investigación seria, considera Lara, por lo que investigó sobre casos específicos de violencia por el narcotráfico y tuvo como asesora a Rossana Reguillo, académica del Departamento de Estudios Socioculturales (Deso) del ITESO.
Lara opina que hay una responsabilidad detrás de cámaras de ser fiel a los hechos sin descuidar la parte técnica.
"Aunque Aquí no pasa nada es un cortometraje muy duro —no es para disfrutarse, sino para indignar—, al final del día, cuando uno va al cine es para entretenerse, y creo que este trabajo cumple esa función porque te atrapa de principio a fin con la más alta calidad técnica. Son dos elementos que pueden encontrar más o menos en toda mi filmografía; cuido que las historias que elijo valgan la pena ser contadas".
Lara sabe que este cortometraje no resolverá el problema de fondo, pero le parece una buena manera de comenzar e inspirar a la movilización. Uno de sus objetivos es presentar Aquí no pasa nada en circuitos internacionales como estrategia de cambio social.
El egresado considera que mientras al gobierno mexicano no le preocupe la opinión ciudadana fuera de elecciones, "sí le moverá que se le critique desde afuera, porque todo el tiempo han estado mandando un mensaje internacional de que aquí no pasa nada, porque tiene negocios, vínculos con el mundo globalizado; le preocupa más lo que piensan fuera de México. Yo hice este corto pensando en el extranjero, para denunciar que esto ocurre en un altísimo porcentaje del territorio mexicano".
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