La migración es un lugar privilegiado para servir
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"La migración es un lugar privilegiado para servir"
Francisco Magaña, SJ, provincial de la Compañía de Jesús en México, y Arturo González, SJ, director del Servicio Jesuita a Migrantes, compartieron cómo los jesuitas acompañan a migrantes.
Adriana López-Acosta
"El trabajo con personas migrantes es como meternos al infierno, por las historias que escuchamos todos los días", cuenta Arturo González, SJ.
El director del Servicio Jesuita a Migrantes en México detalló en la charla del ciclo Pensamiento Jesuita sobre la Actualidad, celebrada el pasado 21 de septiembre en el ITESO, algunos los padecimientos que viven en este infierno las personas que abandonan sus hogares huyendo de la violencia, y que cruzan por México acumulando más tragedias.
Ejemplos de estas situaciones son las seis de cada diez mujeres migrantes que son violadas, y que 17 por ciento de las agresiones que reciben son por parte de las autoridades mexicanas y tres por ciento de la seguridad privada de los trenes que abordan.
González habló de la trata de niñas, niños y jóvenes, del ultraje a las personas migrantes de diversidad sexual, de la re-victimización por parte del Estado mexicano y de la ausencia de información de sus derechos como posibles refugiados.
"Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, de las 400 mil personas que pasan por el territorio nacional, 150 mil tendrían derecho a protección internacional. Es decir, a pedir el estatus de refugiado en México. Pero la gran mayoría de ellos no lo sabe", añadió.
La charla se enfocó en el frente jesuita pro migrante del sur al norte. Los integrantes de la comunidad universitaria escucharon de Arturo González, SJ y de Francisco Magaña, SJ, provincial de la Compañía de Jesús en México, cómo acompañan a las personas migrantes en el país.
El Servicio Jesuita a Migrantes, explicó su director, se creó en 2011 para cubrir tres necesidades principales en México: la ayuda humanitaria a personas en tránsito, la formación para agentes de pastoral y la creación de una red regional para su atención y acompañamiento.
"La Compañía de Jesús nació en los caminos", afirmó Francisco Magaña, SJ. "Entre Pamplona y Loyola, Loyola y Manresa, Manresa y Barcelona, Barcelona y Roma y Venecia… Ignacio solía firmarse como el peregrino".
De esta manera, explicó el Provincial, la migración ha estado presente en la misión de la Compañía de Jesús. Los jesuitas han sido peregrinos, misioneros, y han acompañado grandes flujos migratorios.
Magaña recordó que desde la trigésima segunda Congregación General de la Compañía de Jesús, en 1974, aparecieron los primeros atisbos de incluir a la migración como tema prioritario, ya que ahí se reformuló la identidad de la compañía como el servicio de la fe y la promoción de la justicia.
Los retos son enormes, debido a que se necesita, según explicó González, "encaminar nuestra acción con firmeza por el respeto del otro, de la otra, del diferente, del extraño, del hermano, la hermana que va de paso o que llega para quedarse".
"El Papa dijo: ‘A cada ser humano que se ve obligado a dejar su patria en busca de un futuro mejor, el Señor lo confía al amor maternal de la Iglesia'", añadió el Provincial. "Por eso, aunque la Compañía no tiene una misión delimitada, en la migración hemos descubierto un lugar ‘privilegiado' para amar y servir, buscar la mayor gloria de Dios, servir a las almas —es decir, a las personas—, y lo hemos querido hacer según tiempos, lugares y personas".
"Desde esa cercanía amorosa vamos escuchando los gritos y clamores de las personas que más sufren en el mundo. En ese sufrimiento, Dios nos va hablando a servir", reafirmó el director del Servicio Jesuita a Migrantes en México.
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