Los medios de comunicación y la violencia que nos rodea
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Los medios de comunicación y la violencia que nos rodea
¿Es posible y rentable un ‘periodismo para la paz'? Cuatro analistas dialogaron en la Casa ITESO Clavigero sobre el tema.
Enrique González
Ejecutan a cuatro, a cinco, a 10. Sufren levantón. Operativo Jalisco desata la violencia del crimen. Activan Código Rojo. Le meten tres balas en el pecho. Guerra contra el narco. Descubren más narcofosas. Brutal ataque del narco. Lanzan granadas. Tirotean helicóptero. Incendian Jalisco. Detienen a policías corruptos. Más desaparecidos.
El lenguaje de la violencia se multiplica en los medios de comunicación mexicanos, empresas que desempeñan un importante rol en la manera en que la sociedad percibe e interpreta eso que denominamos "realidad", al ofrecer sus interpretaciones subjetivas de ésta, inevitablemente filtradas por elementos como su ideología o sus intereses económicos.
Y por lo mismo lo hacen de muy distintas maneras, en ocasiones banalizando los hechos violentos y en otras tratando de contextualizarlos para no caer en maniqueísmos y simplificaciones, tema que fue desgranado durante el panel "La construcción mediática de la guerra y la paz", celebrado la noche del martes 23 de junio en la Casa ITESO Clavigero.
Allí se reunieron Pedro Mellado, periodista y profesor de la carrera de Periodismo y Comunicación Pública del ITESO; Miguel Vázquez, doctor en Ciencias de la Información por la Complutense de Madrid y académico de la Universidad de Sevilla; Salvador Leetoy, investigador de la Escuela de Educación, Humanidades y Ciencias del Tec de Monterrey, y Francisco Hernández, doctor en Ciencias Sociales por la UdeG.
"Los medios de comunicación tienen la posibilidad de fijar en buena medida lo que consideramos ‘normal'. Tenemos por lo tanto, dentro de los medios, una responsabilidad importante para que no lleguemos a normalizar ciertos niveles de violencia", afirmó Vázquez.
"Sentimos diferente a través de los contenidos que recibimos; si esos contenidos cambian, nosotros también cambiamos en parte nuestra forma de ver el mundo… Podemos matizar esta relación que tenemos con la guerra y con la paz", opinó Vázquez.
La desigualdad de acceso y participación en el sistema de medios de comunicación que tienen los ciudadanos –la gran mayoría de los mexicanos sólo consume noticieros televisivos– es un lastre a la hora de pretender generar una democracia más sana y propicia una violencia estructural, dijo Vázquez, quien explicó de la siguiente manera cómo tendría que ser un periodismo para la paz:
"Debe ser un periodismo que explica las causas, que intenta entender la actuación de todos, que no fomenta el odio, que no se deja llevar por el sensacionalismo y el infoentretenimiento. Estamos acostumbrados a una información que debe, por algún motivo, ir al ritmo de Breaking Bad y estamos absolutamente poco programados para pararnos a pensar".
No al sensacionalismo, sí a pensar
Evitar la normalización de la violencia, no sobreexponerla ni utilizarla para burlarse o mofarse de las víctimas; ofrecer al televidente y al radioescucha un contexto amplio, contar las historias humanas detrás de un tiroteo; ir a la raíz de los problemas en lugar de presentarlos como una lucha entre buenos y malos, ganadores y vencedores, fueron algunas de las maneras para construir un periodismo para la paz en las que coincidieron los cuatro ponentes.
"Hay que humanizar a las partes en conflicto, hay que ver quiénes están envueltos en él, orientar [al lector] hacia la verdad múltiple, porque no hay una sola verdad", y así encontrar discursos y recursos no violentos para, a través de la paz y la creatividad, resarcir el tejido social, apuntó Leetoy, parafraseando a Johan Galtung, sociólogo especializado en procesos de paz y resolución de conflictos.
De esta manera, mencionó, se puede evitar la Murdochización de los medios que se registra a nivel global, haciendo referencia a Rupert Murdoch, el magnate australiano propietario de News Corporation, cuyos medios suelen regodearse y ganar mucho dinero con los escándalos de celebridades, violencia y sexo.
Mellado, columnista del periódico Mural, subrayó que los "medios de comunicación no deberían centrarse sólo en dar testimonio de la violencia y sus efectos", por ejemplo, más allá de publicar que de 2006 a 2015 se han documentado en Jalisco 3 mil 153 personas desaparecidas, es fundamental humanizar los números y contar las historias de las víctimas y sus familiares, qué pasa después de un bombazo en Bagdad, qué ocurre después de las imágenes en tiempo real que nos muestra CNN, tal como se preguntaba el periodista Robert Fisk, agregó Leetoy.
"Los medios de comunicación y los periodistas están obligados a documentar profesionalmente que la violencia estructural es también fuente de sufrimiento, de injusticia y de conflictos y que también es fuente de la otra violencia, de la física, la que lastima al cuerpo; están obligados a documentar que la violencia es el resultado de un proceso, y deben documentar con rigor profesional los antecedentes, el contexto y las posibles soluciones", señaló Mellado.
El también consejero del Observatorio de Medios Q ITESO agregó que la pobreza, la inequidad, la impunidad, la falta de una educación de calidad, los bajos salarios y la corrupción son importantes fuentes de violencia estructural. En México, de acuerdo con datos que brindó, uno por ciento de la población concentra 43 por ciento de la riqueza y todas las instituciones –iglesia, policía, gobierno, partidos políticos– han ido perdiendo credibilidad entre la población.
"Podemos cambiar las cosas"
El mismo Grupo Reforma que edita Mural, Reforma o El Norte, también edita Metro, un periódico que sistemáticamente coloca en su portada asesinatos o accidentes fatales acompañados con un encabezado que se mofa de la o las víctimas.
"Es un atentado contra la dignidad de las personas, yo no lo haría así. Es una manera muy poco digna de hacer periodismo", afirmó Mellado, quien como el resto de los panelistas, está convencido de que "aún en los peores momentos debe prevalecer la esperanza de que podemos cambiar las cosas".
Hernández, integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), se sumó a esta reflexión al afirmar que es indispensable cambiar los marcos (frames) con los que los medios deciden cubrir la violencia, llenos de referencias bélicas y militaristas.
"De repente, desde los medios, la gente se empezó a acostumbrar a un lenguaje nuevo y a una visión diferente de las cosas, una visión terriblemente perversa y delicada".
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