Más probióticos gracias a un innovador medio de cultivo creado en el ITESO
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Más probióticos gracias a un innovador medio de cultivo creado en el ITESO
Laura Arias y Raquel Zúñiga, académicas de esta casa de estudios, desarrollaron un medio de cultivo que permitirá a la industria alimentaria enriquecer sus productos.
Enrique González
Están presentes en toda clase de alimentos: bebidas, chocolates, complementos alimenticios, yogures, comida para animales, panes, fórmula para bebés, helados o barras de cereal.
Son las bacterias probióticas, ingrediente principal de los llamados alimentos probióticos, los cuales contienen microorganismos vivos que si se consumen en las cantidades adecuadas y de manera regular, cumplen desde el intestino una importante labor en el cuerpo humano, ayudando a prevenir enfermedades, fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la digestión y hasta prevenir y combatir ciertos tipos de cáncer.
Dos investigadoras del ITESO han perfeccionado un nuevo medio de cultivo para que esas bacterias se reproduzcan de manera óptima y a un costo menor del que se maneja en la industria alimentaria, siendo el más común el MRS (las siglas de Man, Rogosa y Sharpe, los apellidos de sus inventores).
"[Durante un año] nos dedicamos a ver cuáles eran los nutrientes y las condiciones que necesitaban esos microorganismos [cepas] para crecer de una manera más óptima y menos costosa", explica Raquel Zúñiga, doctora en Biotecnología de Alimentos y académica de la Licenciatura en Ingeniería de Alimentos del ITESO.
Ella y su colega, Laura Arias, eligieron un par de microorganismos para trabajar: el Bifidobacterium animalis y la Lactobacillus plantarum. Su medio de cultivo ya ha solicitado la patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), bajo el nombre de "Composición de medio de cultivo para favorecer el desarrollo y crecimiento de los microorganismos probióticos Lactobacillus plantarum y Bifidobacterium animalis".
"Nuestra labor fue identificar cuáles son específicamente las condiciones de crecimiento y los nutrientes que necesitan los dos microorganismos", complemente Arias, quien tiene una Maestría en Nutrición y Biotecnología Alimentaria y es profesora de la misma carrera en el ITESO.
El suero de leche, un producto nocivo para el medio ambiente que los productores de queso y otros lácteos suelen desechar en enormes cantidades, fue la base del medio de cultivo creado por Arias y Zúñiga, quienes contaron con la colaboración de José Pablo Torres, investigador de la Universidad de Guadalajara, en el análisis estadístico de los resultados.
"Al suero le añadimos otros nutrientes que buscamos que fueran económicos, porque en la industria existen medios de cultivo ya aprobados, pero que están formulados químicamente y son muy caros", menciona Arias.
Amor al arte
"Este es un medio de cultivo más sencillo, económico y diseñado específicamente para cada una de las dos cepas", dice Zúñiga. Ella y Arias recuerdan esos domingos por la mañana en el laboratorio y esas noches de desvelo en pleno semestre pensando cómo integrar los nutrientes y minerales que enriquecieran a los microorganismos.
"El suero de leche ya trae nutrientes específicos para esos microorganismos –que son su alimento ideal–, pero faltaban algunos en cantidad y nosotras se los adicionamos para crear un medio de cultivo más completo".
El trabajo llevado a cabo por las académicas forma parte del proyecto del biorreactor que han diseñado académicos del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales universidad. Ambos proyectos contaron con fondos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y esperan que en un par de años, ya tengan su patente en orden y la industria pueda aprovechar al máximo ambas invenciones.
Este nuevo medio de cultivo representa a lo que se puede obtener cuando universidades y gobiernos invierten tiempo y dinero en la investigación científica multidisciplinaria, un rubro insustituible para los países en desarrollo, como México.
Y precisamente en esta línea, el próximo año Arias y Zúñiga esperan estar colaborando en un proyecto con un grupo de investigadoras de la Universidad Laval, en Quebec, Canadá.
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ingeniería de alimentos